“Tiburón” (1975), la película que dio fama mundial a Steven Spielberg es un remedo de “Moby Dick” (1851), la inmortal epopeya que escribió Herman Melville, un siglo antes, que a su vez bebe en las fuentes del mítico Leviatán, citado en “El libro de Job”, en el Antiguo Testamento (600 a.C.), lejamente inspirado en Ugarit, el monstruo marino vencido por el dios de la fertilidad Baal adorado en Mesopotamia 1.350 años antes de nuestra era. A partir de una misma base –un monstruo marino que aterroriza a los hombres- el relato ha recorrido tres milenios y tres continentes hasta convertirse en la encarnación de un arquetipo: el pánico que siente una criatura terrestre en un medio hostil e insondable como es el mar.
La imagen que ilustra este artículo es un extracto de este mapa asincrónico, que sigue la evolución en el tiempo y en el espacio de cuatro mitos: el citado Leviatán, Fausto (un hombre vende su alma al diablo para lograr poder y conocimiento), Pigmalión (un hombre se enamora de su creción) y Edipo (un rey mata a su padre para casarse con su madre). Cada uno de ellos sigue su peculiar viaje, generalmente desde Oriente hacia América, con una parada obligatoria en Europa, crisol de los mitos asiáticos.
Vladimir Propp dio un paso más y buscó los elementos comunes -el “mínimo común denominador”, como se decía en matemáticas- de todos los cuentos en su clásico “Morfología del cuento” (1928). En esencia, cualquier historia tiene 31 elementos comunes o “motifemas”, como los llamó Alan Dundes. El protagonista abandona el hogar, trasgrede una prohibición, atraviesa una serie de pruebas que incluyen una lucha, es suplantado por un falso héroe pero finalmente retorna al punto de origen, donde logra el reconocimiento, se casa y asciende al trono. La lista completa puede leerse en este artículo de Wikipedia.
Por este periplo tuvo que pasar desde Ulises/Odiseo hasta Jake Sully, el protagonista de “Avatar”. De hecho, quienes critican la película de Cameron por ser tópica y convencional deberían saber que su intención no es otra que conectar al espectador con el arquetipo del héroe, condenado como Sísifo, hasta repetir una y otra vez su singladura hasta el fin de los tiempos. Curiosidades y tops de internet
Visto en Mapas del Tiempo Profundo, de la Fundación del Largo Ahora.
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2024-12-30
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