En los años ochenta en España comenzábamos a encontrar una mayor oferta de productos en los comercios tras años en los que teníamos sólo un puñado de marcas locales para elegir que en muchas ocasiones eran monopolios y normalmente, eran pocas las ofertas de artículos que no fueran de primera necesidad. La aparición de productos más superfluos, el desarrollo económico y el aumento del poder adquisitivo, la entrada de marcas extranjeras y por qué no, una actividad cultural más desenfrenada en el marco de la “Movida” supuso la popularización del concepto “diseño” y la toma en consideración del mismo por parte de los fabricantes.
“Movida”
En esos años era muy común referirse a los objetos con personalidad especial como “de diseño”. Siempre me llamó la atención ese calificativo, pues en realidad, todo, absolutamente todo, está diseñado por alguien. Es evidente que la expresión se refiere a aquellos diseños con “firma” o que basan su precio y prestigio precisamente en el diseño y no en la función o ventajas que aporte. Y con eso, en realidad, lo que se hace es reconocer que la ventaja que aporta es justamente el diseño. Así que probablemente lo que debería decirse es que se trata de un objeto de “buen diseño” o “Diseño especial”.
“de diseño”
“firma”
La época dorada de la publicidad española fue la consecuencia económica más destacable, aunque es ahora, en plena crisis, cuando el diseño puede ocupar por fin su verdadero valor en la economía, tras la guerra de las marcas blancas.
Las empresas fabrican productos, muchos de ellos totalmente prescindibles, con la necesidad de hacerlos deseables al consumidor. Mientras no seas el único que lo tenga, siempre tendrás que competir con una o más opciones en la decisión de compra. Y es entonces cuando el diseño puede ser el único factor que incline la balanza a tu favor.
¿Y el precio? Evidentemente, el precio puede ser un argumento en quienes no puedan comprar otro más caro (en cuyo caso no existe competencia real) pero sólo será determinante en ese caso, ya que cuando pueda permitirse el que verdaderamente le gusta, volverás a ser vulnerable. Esto significa ni más ni menos que el diseño, en sí mismo es un valor tangible de tu producto. Un factor que a la larga, generará valor a tu compañía, pues te permitirá dejar de ser una “commodity”, un producto igual al resto que la gente compra sin interés.
El genial, para mi el mejor, diseñador que tenemos en España, Alberto Corazón , lo tiene muy claro:
“La división entre buenos y malos productos ha desaparecido. La diferencia está o en su diseño o en la inversión publicitaria”
“La división entre buenos y malos productos ha desaparecido. La diferencia está o en su diseño o en la inversión publicitaria”
“La división entre buenos y malos productos ha desaparecido. La diferencia está o en su diseño o en la inversión publicitaria”
Siempre hay que tener en cuenta el resto de patas del marketing mix, además del ya citado precio, la distribución y la promoción para conseguir el éxito en el mercado, pero como esos son aspectos poco creativos, sujetos más a criterios de gestión y mercado que al trabajo creativo diferenciador, probablemente el diseño sea el punto débil o fuerte de cualquier competidor.
Los expertos en marketing saben que en cualquier supermercado pueden encontrarse decenas de miles de referencias, y que el comprador mira al pasar entre las estanterías cientos cada minuto y compra en la mayoría de los casos por impuso. ¿No crees que el diseño atractivo será determinante? La respuesta es obvia.
¿Pero cuál es la verdadera función del diseño?
Un diseño mejor que otro puede hacerte ganar más dinero. A la larga, esas cosas bonitas pueden ser la mayor fuente de benefícios que obtengas. Por ejemplo, ahora que Google lanza su teléfono todos lo ven como una amenaza al liderazgo del iPhone, cuando en realidad los cimientos de Apple se basan en una férrea cultura del diseño de cosas bonitas (y que funcionan) que nadie ha podido igualar. Una estrategia que también le da frutos a una compañía similar en muchos aspectos como Sony, quien con unas ventas anuales prácticamente idénticas a Panasonic, logra una valoración de marca tres veces menor por Interbrand , basándose segun afirman en Consulting Desing en la fortaleza y valor de su diseño. Mazos del Hearthstone
Pero el diseño en realidad es mucho más que eso. Los diseñadores tienen una gran responsabilidad con su trabajo frente a la sociedad. El mismo Alberto Corazón afirma que para la revista Magnoliart (de donde también extraje la anterior cita suya) que el diseño es
“Una herramienta para mejorar nuestra relación con lo que nos rodea, con el entorno y con los objetos y símbolos que conforman nuestra cultura”.
“Una herramienta para mejorar nuestra relación con lo que nos rodea, con el entorno y con los objetos y símbolos que conforman nuestra cultura”.
Sólo desde esta filosofía de diseño útil es capaz de trabajar en proyectos tan dispares como la identidad corporativa de Mapfre o Biblioteca Nacional, un cajero automático o hasta un auditorio para conferencias.
El diseño debe estar por ello al servicio del usuario, siempre supeditado al fin para el que se crea, el cual no siempre es sólo la estética o el placer del creador. El que pasa por creador del concepto diseño industrial, George Nelson , partía de la arquitectura y por eso entendía perfectamente la necesidad de que los objetos que él diseñaba fueran útiles además de bellos. Lo definen como “El Creador de Cosas Prácticas y Preciosas” (“The Creator of Beautiful and Practical Things“). Con este concepto, lo mismo diseñaba un sofá o un reloj , que una oficina o una marca como Abbott.
diseño industrial
The Creator of Beautiful and Practical Things
Cosas bonitas que funcionen. Eso es lo que puede y debe buscar el diseñador, ya que como afirma Ronald Shakespear en una entrevista publicada en Out Of Registrer
“El diseño no es necesario. Es inevitable” y “Si el diseño no sirve para que la gente viva mejor, entonces no sirve para nada.”
“El diseño no es necesario. Es inevitable” y “Si el diseño no sirve para que la gente viva mejor, entonces no sirve para nada.”
“El diseño no es necesario. Es inevitable” y “Si el diseño no sirve para que la gente viva mejor, entonces no sirve para nada.”
El triunfo dEl diseño (por fin).
En los años ochenta en España comenzábamos a encontrar una mayor oferta de productos en los comercios tras años en los que teníamos sólo un puñado de ma
comodibujar
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2024-10-27
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