Todo muerte, todo el tiempo. Foto de Muhammad Adnan Asin
Recuerdo perfectamente la mañana siguiente a la muerte de Diana de Gales. Era el 1 de septiembre de 1997. Ese día me levanté y me encaminé a mi nuevo y flamante trabajo en Canal C: de Canal Satélite Digital. Iba a trabajar en la tele, pero aparentemente no tanto como la memoria de la fallecida Ladi Di: prácticamente era imposible encender un televisor sin ver su cara sonriente sobreimpuesta sobre un plano de plató con caras de contertulios apenados.
Cuatro días más tarde murió Teresa de Calcuta, y entonces sí que fue el acabóse. Las dos santas por aclamación popular competían en horario, calendario y en el imaginario de las caras fruncidas que aparecían en las pantallas. Pero incluso en la programación de tarde el morbo tiene un límite, y es que las horas sólo tienen 60 minutos, así que los hábitos de la albanesa y los trapitos de marca de la galesa no sólo competían los unos con los otros, sino también con esas parte esenciales de la programación que son los anuncios y las habituales concesiones a la galería informativa.
En esta cultura de las celebrities cada vez conocemos a más gente (al menos de vista y por la tele), con lo que cada vez las muertes de personas públicas serán más frecuentes, y la televisión generalista no puede dedicarle ya más espacio al famoseo y al culto a las más bajas pasiones. Si le añadimos las inevitables catástrofes naturales, apenas quedan horas en el día. Enciendan si no la tele y vean las hagiografías de Delibes, los terremotos de Haití y Chile, el asesinato de ETA en Francia y el aniversario de los atentados del 11-m, programación que apenas deja sitio en la parrilla de tarde para las mujeres maltratadas y los niños hambrientos. ¡Es lamentable!
celebrities
Existe, sin embargo, una forma de poder cubrir las necesidades del interés general siguiendo un modelo de programación televisiva ya probado con éxito en otro tema: los deportes.
No hay que aborrecer el deporte para darse cuenta de lo aburridos que pueden ser los canales temáticos deportivos de la oferta de cable y satélite. La mayor parte del tiempo lo pasan esperando a que lleguen los eventos que realmente atraigan al público, y mientras tanto venga a pasar campeonatos de curling o de petanca. En los 80 las especialidades eran dardos y billar, aderezados con fútbol australiano, pero el efecto es el mismo: relleno hasta que llega la emoción de unos Europeos de Fútbol, un Giro o una Vuelta, unas Olimpiadas…
Pero no todo el mundo puede adquirir los derechos de emisión. La F1, el baloncesto, los eventos antes mencionados son exclusivos, y conseguirlos es caro. En el panorama de canales deportivos, el que tiene las imágenes se lleva el gato al agua, y los demás… me pregunto qué programan en esas fechas. ¿Quizá un especial de los mejores momentos de la historia de los campeonatos de petanca? El modelo es, desde el punto de vista económico, algo ruinoso: tienes que gastar en mantener el canal abierto durante horas, días, meses, esperando al momento en que tengas algo interesante que dar a tu público, y resulta que ese algo es exclusivo y caro de comprar.
Este no sería un problema para un hipotético Canal Porvenir dedicado a la muerte. Durante la programación habitual, el canal se podría dedicar al morbo de bajo nivel, con documentales, series y programas de actualidad dedicados a la Parca: una serie sobre El Libro de los Muertos tibetano daría lugar a Buffy Cazavampiros o a Muertos como yo, y las series vendrían seguidas por talk shows con su parte de calité y su parte de frikismo. La parte de calidad de la mano de Francisco Pérez Abellán y sus sucesos luctuosos de la historia de España, con Jeśus Palacios rememorando grandes asesinatos de la era dorada de Hollywood. El lado más trash (pero no menos solemne) servido por Jesús Mariñas rememorando la muerte de Carmina Ordóñez y por Iker Jiménez contándonos de las psicofonías y otras ultratumbas de ignorancia-ficción.
Canal Porvenir
Buffy Cazavampiros
Muertos como yo
talk shows
calité
Así todos los días: la cuota de ficción se puede rellenar con todo tipo de series: desde Dexter hasta Se ha escrito un crimen; todo vale mientras haya muertos. La parte de documentales también: sirven los documentales de naturaleza mientras sean cruentos, quizá con ataques de tiburones o leones degollando gacelas, y también las series de Grandes Accidentes de Aviación, Grandes Guerras Mundiales, o Grandes Cataclismos Naturales. El equivalente diario de los informativos tendría que dedicar tiempo a las efemérides: cada 1 de septiembre recordaríamos a Diana de Gales, cada 5 de septiembre a Teresa de Calcuta, aunque por supuesto con un especial al final del programa para celebrar los Grandes aniversarios: 10 años después, 25 años después, etcétera.
Dexter
Se ha escrito un crimen
Grandes Accidentes de Aviación
Grandes Guerras Mundiales
Grandes Cataclismos Naturales
El cine es fácil de cubrir: están Ghost, Crimen ferpecto, Atrapame a ese fantasma y tantas y tantas películas con un personaje muerto que se aparece a los vivos. Por valer, valen hasta las de Star Wars con sus Jedis apareciéndose en plan holograma ectoplasmático. Y si nos encontramos en un apuro, siempre se puede recordar al espectador que el actor o actriz que aparece en la película está muerto, y las trágicas circunstancias de su muerte. ¡Pobre Romy Schneider! Veamos Lo importante es amar. ¡Pobre Natalie Wood! Vamos a ver Esplendor en la hierba. ¡Pobre Grace Kelly de Mónaco! Rueden las bobinas de Atrapa a un ladrón. Como ven, el filón es inagotable. Recetas para Cookeo
Ghost
Crimen ferpecto
Atrapame a ese fantasma
Star Wars
Lo importante es amar.
Esplendor en la hierba
Atrapa a un ladrón
No puede faltar en nuestra programación un programa de humor con chistes de muertos con erecciones (algo que siempre ha tenido mucho éxito) y loros en el congelador asustados por el cadaver del pollo, aderezados por mitos urbanos como el del asesino en serie golpeando el techo del coche ¡con la cabeza del novio de ella! Este programa estaría conducido por una pareja compuesta por un ventrílocuo muerto y embalsamado, y un humorista disfrazado de pueblerino de hace 50 años iluminándose la cara desde abajo con una linterna. El título provisional: ¡Haber pedido susto!
¡Haber pedido susto!
Para el programa de entrevistas de calidad del canal podríamos contratar a Nieves Concostrina, especialista en cadaverina que seguro estaría contenta de poder traer su programa de radio Polvo Eres (actualmente en Radio 5) al esplendor de la tele en colores. O lo mismo no, porque se puede tratar la muerte con dignidad, que es lo que hace ella en un canal de radio todo noticias, o de la forma más amarillista posible, como corresponde a un canal temático que aspira a convertirse en referencia quizá a nivel mundial. ¿Quién necesita un programa de entrevistas de calidad cuando hay muertos a cascaporrillo?
Polvo Eres
muertos
Buscamos la excelencia. Pero la excelencia medida por criterios objetivos de las audiencias millonarias que atraen publicidad, no esa excelencia relativa de lo que llaman “programación de calidad”. La calidad está en el ojo del que mira y, si ya nos miran, ¿para qué queremos más calidad?.
Por esta razón, por las noches, en vez de porno totalmente alicatado de sms de contactos, timos disfrazados de “juegos de azar” y videntes en diferido, el canal tendría un maratón con todo a la vez: televidentes ligando entre sí mientras médiums televisivas ligeras de ropa que contactan en directo a los finados en séances bajo petición de los espectadores. Seguro que se le puede añadir un bingo en una esquinita. Un porcentaje de las ganancias se podría dedicar a donaciones a los damnificados en el megasuceso de la semana. ¡Win/win!.
séances
Win/win
Si uno escoge bien las series y los documentales, la programación puede ser hasta tentadora, pero da igual; en realidad las escogeríamos en el barril de los saldos, lo más baratas posibles, porque son el equivalente de la petanca y los dardos en el modelo de televisión deportiva. La diferencia es que nuestros grandes eventos, las muertes, los terremotos y guerras, suceden todos los días y sin programación previa. El Canal Porvenir estaría siempre preparado para cargarse su programación habitual y dedicarse a la carnaza. Sin tener que contratar exclusividad, sin preocuparse de tener que colar el morbo en los huecos que quedan entre los anuncios y el telediario, entre las series de enganche y el talk-show nocturno. En Porvenir todo sería subsidiario a las muertes del día.
Canal Porvenir
Porvenir
Para esto estamos. Para mirar en lo más profundo de la psique humana, buscar un sitio sin demasiados esqueletos, y apilar cadáveres más o menos maquillados según requiera el director de cásting: los del ciclón cubiertos de barro, los del incendio llenos de quemaduras, los escritores y científicos en olor de santidad, y sospecho que el famoseo tradicional estará maquillado de blanca hipocresía.
En 1997 solía decir a quien me escuchara que ese era el futuro de la televisión, pero en mi fuero interno pensaba que era sólo sátira. Ahora, 13 años más tarde, esta idea no es el futuro: es prácticamente el presente.
Excepto la parte del canal temático.
[Corrección, 22 de marzo de 2010: El texto original de esta entrada decía incorrectamente que Diana de Gales murió el 1 de septiembre de 1997. En realidad murió el 31 de agosto por la noche, y el 1 de septiembre nos despertamos todos con la noticia. El texto actual ha sido corregido para remediar este error.]
[Corrección, 22 de marzo de 2010: El texto original de esta entrada decía incorrectamente que Diana de Gales murió el 1 de septiembre de 1997. En realidad murió el 31 de agosto por la noche, y el 1 de septiembre nos despertamos todos con la noticia. El texto actual ha sido corregido para remediar este error.]
La televisión de La muerte del año 2010
Recuerdo perfectamente la mañana siguiente a la muerte de Diana de Gales. Era el 1 de septiembre de 1997. Ese día me levanté y me encaminé a mi nuevo y fla
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2025-01-04
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