Si hay algo que detestan quienes utilizan el coche para desplazarse por las grandes ciudades son los atascos. Pueden modificar por completo el inicio de sus jornadas laborales si los minutos (e incluso las horas) se esfuman con el coche totalmente parado en mitad de la carretera cuando tratan de llegar a tiempo a la oficina. Pocas cosas hay más tediosas que un embotellamiento matutino. Con los cláxones sonando, mientras los ánimos se caldean y los coches apenas avanzan unos centímetros. Pero, ¿quién tiene la culpa de esto? La verdad ha salido a la luz.
Gracias a un reciente estudio realizado conjuntamente por investigadores de la Universidad de Birmingham y del Massachusetts Institute of Technology, ha quedado probado que la culpa de los atascos no es (solo) de los encargados de planificar el funcionamiento de las grandes arterias urbanas. Los verdaderos culpables son aquellos que se ponen al volante cada mañana. Concretamente, aquellos que egoístamente optan por coger supuestos atajos para tratar de esquivar las congestiones.
Analizando los datos facilitados por las autoridades locales y aquellos obtenidos de OpenStreetMaps sobre el desplazamiento de los conductores en Boston, San Francisco, Río de Janeiro, Lisboa y Oporto, los investigadores llegaron a la conclusión de que si fuéramos más solidarios al conducir, los atascos se reducirían notablemente. “Entre un 15 y un 30 % del total de minutos perdidos en un atasco están causados únicamente por aquellos que eligen su ruta de forma egoista”, apuntan los autores del estudio.
Al mismo tiempo, detectaron que son muchos los usuarios que utilizan las indicaciones de su GPS a la hora de elegir la ruta que les permita llegar antes a su destino. Lo que ocurre es que, al utilizar diferentes herramientas con este propósito, el sistema resulta menos eficiente. La falta de coordinación a la hora de proporcionar datos entre unos servicios y otros puede agravar los problemas de tráfico, según explican los expertos.
La conclusión que han alcanzado es que si hubiera conductores dispuestos a tomar rutas más lentas para que otros pudieran desplazarse más deprisa, los atascos serían más escasos. De hecho, se perdería un 30 % menos de tiempo en las congestiones urbanas si hubiera quien dijera “hoy voy a ir algo más lento, no me importa”. Pero claro, esto que tan sencillo resulta en la teoría, es sumamente difícil en la práctica.
Una de las soluciones que planteaban los investigadores para erradicar el egoismo de los pilotos y reducir todo lo posible los atascos es crear un juego que incentive esa solidaridad. Así, aprovechando ‘apps’ como Waze, quienes decidieran tomar la ruta más lenta en beneficio de sus conciudadanos ganarían puntos. Sin duda sería divertido, pero ¿quién estaría dispuesto a madrugar más para invertir más tiempo en llegar a su trabajo y así aumentar su puntuación? Todos sabemos la respuesta: pocos.
El camino más corto, ¿para qué?
Parte del equipo que ha realizado esta investigación ha publicado otro estudio en el que se analizan los criterios de los conductores a la hora de elegir una ruta u otra para llegar a su destino. Con el objetivo de encontrar patrones que permitieran mejorar la infraestructura urbana y diseñar sistemas de transporte más eficientes, revisaron 92.419 trayectos realizados por conductores anónimos de cuatro ciudades europeas a lo largo de 18 meses. La conclusión les dejó anonadados.
Lejos de elegir la ruta óptima, se dejaban llevar por sus propias apetencias sin pensar en lo que eso podría acarrear. No elegían el trayecto que les permitiría llegar a su destino en el menor tiempo posible y, de paso, ahorrar combustible. La mayoría, por disparatado que parezca, se decantaba por la opción que más les gustaba. Ya fuera por una cuestión de placer a la hora de conducir, de contemplar el paisaje o, simplemente, por no faltar a las costumbres, escogían a menudo la ruta más larga.
La principal tendencia que detectaron los investigadores es que los conductores solo tienen unas pocas rutas para los trayectos que realizan cotidianamente. Además, de entre todas ellas, hay una preferente que utilizan siempre que pueden, de forma que solo recurren al resto para llegar a esos mismos destinos en contadas ocasiones.
En este caso, al contrario de lo que ocurría en la anterior investigación, los conductores cuyas rutas se analizaron hacían caso omiso a las ‘apps’ diseñadas para echarles un cable a la hora de esquivar las congestiones de tráfico. Quedó patente que no estaban dispuestos a seguir las indicaciones de estos servicios. Eran mayoría los que optaban por dejar el GPS a un lado y dejarse llevar por aquello que más les apetecía. Fotos Porno y actrices porno
Esta circunstancia, además, implica que el trabajo de los encargados de la planificación urbana sea aún más complejo. Si bien, por sentido común, los patrones de desplazamiento apuntan en una dirección, los datos han dejado claro que son muchos los conductores que hacen justo lo contrario. Entonces, ¿cómo diantres organizamos la circulación?
Sea como sea, parece haber quedado patente que si fuéramos más solidarios con los que, como nosotros, tienen que coger el coche, y aparcásemos nuestro egoismo, evitaríamos que los minutos (e incluso las horas) se nos esfumaran mientras maldecimos en mitad de un atasco.
Con información de LiveScience, Nature, Wired y Royal Society Publishing. Las imágenes de este artículo, por orden de aparición, son propiedad de Wikipedia, Open Grid Scheduler / Grid Engine, Prayitnophotography y Doug Waldron
Con información de LiveScience, Nature, Wired y Royal Society Publishing. Las imágenes de este artículo, por orden de aparición, son propiedad de Wikipedia, Open Grid Scheduler / Grid Engine, Prayitnophotography y Doug Waldron
Open Grid Scheduler / Grid Engine
Entre atasco y atasco…
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Ese atajo del que tanto presumes está empeorando los atascos
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comodibujar
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2024-10-31
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