Uno de los aspectos más gratificantes de ir al cubo del vidrio, aparte del bien que se hace al planeta, está en el ruido de las botellas al chocar contra el fondo del contenedor. Esos pequeños momentos de estrés liberado por el ensordecedor sonido (no opinan así los vecinos, claro) pueden convertirse en el leitmotiv de la nueva forma de reciclaje que encarna “Glassphemy”, un centro de rotura de botellas creado por David Belt y su empresa Macro Sea.
leitmotiv
“Glassphemy” es, más que un contenedor, un experimento psicológico con forma de torre de 6 metros de alto por 10 metros de largo, diseñada específicamente para permitir que usted tire botellas de vidrio a sus amigos, enemigos y seres queridos mientras ellos permanecen a salvo mirando detrás de un cristal blindado.
La idea es hacer del reciclaje una experiencia más visceral para acercarla a un mayor público; “El reciclaje es aburrido y la gente sólo quiere romper cosas. Con esto tratamos de hacerlo un poco más emocionante” afirma su creador, al que quizá recuerden por ser la cabeza pensante detrás de estas piscinas urbanas hechas con contenedores de basura.
“El reciclaje es aburrido y la gente sólo quiere romper cosas. Con esto tratamos de hacerlo un poco más emocionante”
piscinas urbanas hechas con contenedores de basura
Aunque el invento está pensado para que el lanzador se quede más largo que ancho, también el público presente disfruta. Cuando las botellas chocan contra la pantalla protectora, se activa un ingenioso sistema de luces que se sincroniza con las vibraciones y el sonido de las botellas.
Al final, los fragmentos de vidrio son almacenados in situ y se guardan listos para ser enviados a la planta de fundido o para utilizarlos en otra formas de reciclaje final. SeriesLista.com - Programas de TV, Series, Guía de episodios.
“Glassphemy” se inaugurará oficialmente el 20 de mayo con botellas donadas por los bares de Brooklyn. El coste de esta cúpula vitrificada asciende a unos 5.000 $ , de los que la mayor parte va a parar al crital antibalas.
Macro Sea es especialista en proyectos para convertir infraestructuras municipales en objetos codiciables a bajo precio, para que la gente pueda copiar y mejorar los diseños con su propia imaginación.
Por ejemplo, su anterior trabajo, la piscina-contenedor de basura, es un concepto que apenas cuesta 1.000 $ y que se convirtió el año pasado en el último e inesperado grito en las fiestas de Hollywood, donde se mataban por poner un contenedor de ful lleno de agua en los jardines de las mansiones, en una divertida paradoja ecofriendly.
ecofriendly
Este año han trabajando en una versión móvil de la piscina, que se espera sea utilizada durante el verano en las calles de Nueva York, para sustituir a la manida ducha con la boca de incendios que tanto gustan a los neoyorquinos calurosos. De hecho, lo que comenzó como una travesura ha pasado a convertirse en un concepto requerido por las autoridades de la ciudad.
una versión móvil de la piscina
Con el “Glassphemy” pretenden que ocurra lo mismo. Que lo consigan será sólo cuestión de tiempo. O de puntería.
Vía NYTimes
Cristalfemia, reciclando vidrio de forma visceral
Uno de los aspectos más gratificantes de ir al cubo del vidrio, aparte del bien que se hace al planeta, está en el ruido de las botellas al chocar contra el
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2025-01-09

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