Mi amigo Alejandro tenía una forma peculiar de elegir los gadgets que le acompañaban en la oficina, en su casa o en su mochila. Como era un diseñador rodeado de informáticos y gente del mundo de la tecnología siempre le mirábamos un poco como un «bicho raro». Muchas veces acabábamos charlando sobre sus elecciones en largos e interminables debates. ¿Por qué compraba un reproductor de CDs que no tenía las últimas ventajas que los otros? ¿Por qué elegía un teléfono de prestaciones claramente inferiores, o un ratón para ordenador de bola en vez de óptico? ¿Por qué pagaba a veces un poco más por un chisme simplemente por su aspecto cuando podía conseguirlo de otra marca con más gigas, más botoncitos o mejor velocidad?
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Finalmente, un día que nos explicó por qué se había decidido por un reproductor de CDs concreto, lo entendimos. Era un aparato de prestaciones más o menos normales, no estaba a la última y su precio tal vez incluso fuera un poco más caro que la media. Su aspecto era diferente, más futurista y con vivos colores metalizados, pero aparte de eso, nada especial. «Mirad, chicos» –nos dijo– «este chisme va a acompañarme casi las 24 horas del día a partir de este momento… así que lo que he hecho es elegir el que más me gustaba porque prefiero estar rodeado de cosas de aspecto agradable. Es bonito, me parece cómodo y hace juego con otros gadgets que tengo que llevar encima, así que de ahí la decisión.»
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Ni precio, ni botoncitos, ni si era más o menos duradero o leía MP3s: la decisión se había basado únicamente en que era algo bonito y agradable. En cierto modo, era como el que elige una joya o un reloj por su aspecto, más que por sus prestaciones. Al fin y al cabo, todos los relojes de la hora con bastante precisión, pero no todos son igual de bonitos.
Ahora me resulta evidente que la decisión fue la correcta, simplemente porque en su escala de valores la idea del diseño y de rodearse de los gadgets que consideraba «con buen aspecto» era importante. Muchos de los gadgets y aparatos que compramos hoy en día ni siquiera se ven y menos «se llevan encima»: discos duros internos y externos, altavoces, teléfonos fijos, termómetros digitales, routers, cascos para hacer videoconferencias… Es normal que al elegirnos pongamos sus características «de catálogo» por encima de todo lo demás: cuánta capacidad tienen, cuántos estándares soportan, la calidad del audio y tantas otras. Haciendo algunos cálculos rápidos y comparando los precios es más o menos fácil decidirse por una elección racional: buenas prestaciones a buen precio, pagando tal vez algo más por algún extra, o prescindiendo de lo innecesario para ahorrar algunos euros.
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Pero en otro tipo de gadgets «de llevar encima» ciertamente no hay por qué infravalorar factores tales como el aspecto, o incluso otros más etéreos. Elegir por precio un teléfono que nos resulta feo significa tener que enfrentarnos a esa fealdad varias veces al día. ¿No es mejor pagar unos euros más por mirarlo y que nos salga una sonrisa ante la belleza que contemplamos? Decidirse por un portátil algo incompleto para el que hay que llevar siempre un sinfín de cables raros y complementos USB para que funcione correctamente puede ser todo un suplicio. Incluso elegir unos auriculares para oír música que no se enrollen bien puede producir tanta frustración y pérdida de tiempo que simplemente no compense.
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feo
La gente elige a veces sus cacharritos por todas estas razones y otras más variadas. Es como en la época de los primeros micro-ordenadores, en los que más allá de la memoria, el precio o cuántos conectores incorporaban, un factor relevante era elegir el modelo que tuvieran más compañeros de clase para poder intercambiar programas y juegos. Quienes se decidían por los más populares (Spectrum, Amstrad, Commodore) podían aprender más y disfrutarlo a tope; los que eligieron las raras avis (Atari, New Brain, Dragon) sufrieron por desgracia como parias.
raras avis
No obstante, hoy en día sigo viendo claro que de entre todos los factores subjetivos que pueden valorarse, frente a los puramente racionales, la idea de mi amigo Alejandro perdurará durante mucho tiempo: «Si vas a elegir un gadget y tienes que convivir con él las 24 horas del día, mejor elige algo bonito y que te resulte agradable.»
{ Foto (CC) Design and Technology Student @ Flickr }
Design and Technology Student Skins de Fortnite
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