La caza furtiva tiene consecuencias dramáticas, pero podría tener los días contados gracias a los robots. En los últimos diez años, cerca de 6.000 rinocerontes han muerto por culpa de esta práctica ilegal que mueve cerca de 20.000 millones de dólares en todo el mundo (más de 18.000 millones de euros al cambio actual). Cifras escalofriantes que han llevado a poner en marcha un proyecto cuyo objetivo no es otro que infiltrarse entre los propios rinocerontes y así luchar desde bien cerca contra los cazadores furtivos.
En los últimos diez años, cerca de 6.000 rinocerontes han muerto
Así lo han pensado los creadores de Rakamera, un pequeño rinoceronte robótico que se convertirá en el guardián de los rinocerontes para vigilar desde primera línea a los desaprensivos que siguen a este animal solo para hacerse con sus cuernos. Para ello, este singular animal hecho de cables y metal acompañará a las manadas reales de rinocerontes y alertará a las patrullas humanas de seguridad cuando los furtivos acechen.
Para llevar a cabo su misión, esta suerte de agente infiltrado contará con la más alta tecnología. Todo, para ganarse la aceptación del resto de la manada sin levantar ningún tipo de sospechas. El robot encubierto, ideado por el ingeniero industrial Charles Bombardier y del diseñador industrial Kaan Yaylali, funcionará con hidrógeno: se pondrá en acción mediante una pila de combustible que produce electricidad con la oxidación del primer elemento de la tabla periódica. De esta forma, el falso animal se moverá sin necesidad de emisiones nocivas para el medio ambiente.
Además, sus extremidades serán controladas por servomotores hidráulicos, unos dispositivos similares a cualquier motor eléctrico (y, por lo tanto, silenciosos para no asustar a los verdaderos animales) con la particularidad de que ofrecen una mayor precisión en sus movimientos. El principal objetivo de los creadores de Rakamera era conseguir un robot tan semejante a los rinocerontes que permita que ni los cazadores furtivos ni los propios rinocerontes se den cuenta de que hay un infiltrado en la manada.
Para hacer que este guardián sea realmente útil, su interior estará equipado con sensores de infrarrojos y cámaras con las que se podrá hacer el seguimiento de la manada y de cualquier actividad humana que se produzca a su alrededor para dar caza a los furtivos cuanto antes. Sin embargo, por ahora tan solo es un prototipo: una idea de Bombardier y Yaylali que bien podría servir para sitiar a los que persiguen rinocerontes para hacerse con sus preciados cuernos.
Contra la caza furtiva
No obstante, lo cierto es que Rakamera no es el primer aliado tecnológico contra la caza furtiva. De hecho, la compañía de biotecnología Pembient ya quiso desarrollar unos cuernos sintéticos impresos en 3D para comercializarlos y acabar así con el mercado negro de cuernos reales.
unos cuernos sintéticos impresos en 3D
Sin embargo, los promotores de esta idea y su lema, Larga vida al rinoceronte, se han encontrado con muchas trabas en el camino. Los grupos conservacionistas no vieron con buenos ojos esta acción al considerar que no garantizaba el cese de la caza furtiva. Las voces más críticas argumentaban que la introducción en el mercado de un producto sintético no reduciría la comercialización de las piezas reales e incluso las convertiría en un bien aún más codiciado.
Otra propuesta tecnológica que, sin embargo, sí parece haber contado con una mayor aceptación ha sido la introducción de drones vigilantes entre las manadas. En 2013, Barack Obama ofreció a los países africanos facilitar drones para acabar con la caza furtiva. En aquella ocasión, pretendían frenar la persecución de elefantes en Tanzania, uno de los países más castigados por el tráfico de marfil.
Donde también han utilizado estos aparatos voladores contra este tipo de caza es en Kenia. La compañía británica Airwave puso en circulación drones para ayudar a defender una reserva de rinocerontes blancos. La iniciativa pretendía, además de acabar con las desalmadas acciones de los infractores y localizarlos, rastrear y tener ubicados a los propios animales.
Otros dispositivos, como las cámaras de infrarrojos o las herramientas de monitorización por satélite, también han servido para atrapar a los criminales. Sin embargo, hasta la llegada de Rakamera, el uso de la tecnología ha estado más centrado en realizar un seguimiento de los humanos que se acercaran demasiado a las áreas protegidas.
Un bien codiciado en Asia
El mercado negro de cuernos de rinoceronte se asienta principalmente en el sudeste asiático donde existe la creencia de que este material guarda propiedades curativas. En algunos lugares de China y Vietnam se cree que es el secreto para la cura del cáncer, convirtiéndolo en una valiosa mercancía por la que se llega a pagar hasta 65.000 euros por kilo. Free dofollow backlinks
se llega a pagar hasta 65.000 euros por kilo
No obstante, la caza furtiva no sólo afecta a los cuernos de rinoceronte. Otras piezas como pieles de felinos o reptiles se pueden encontrar en abrigos, bolsos o zapatos en tiendas de lujo. Un codiciado bien para los clientes de alto poder adquisitivo que, en ocasiones, son producto de esta práctica.
Mientras las supersticiones de las partes de algunos animales o la demanda de ciertos bienes de lujo siguen alimentando la existencia de la caza furtiva, la tecnología permitirá paliar esta actividad: infiltrarse entre los animales y mantener controlados a los cazadores furtivos es el trabajo perfecto para robots y drones.
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Con información de Futurism, Wired, El Mundo, La Información, Ipsnoticias y eldiario.es. Las imágenes son propiedad de Kaan Yaylali y Pixabay.
Con información de Futurism, Wired, El Mundo, La Información, Ipsnoticias y eldiario.es. Las imágenes son propiedad de Kaan Yaylali y Pixabay.
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El cazador cazado: rinocerontes robóticos para combatir a los furtivos
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2024-10-13
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