Todos los seres humanos hemos pensado alguna vez en la inmortalidad, esa peculiaridad que distingue a los dioses del Olimpo, los vampiros de Crepúsculo o los poseedores de la piedra filosofal de Harry Potter. Y seguro le habéis dado vueltas a lo que pasaría si pudiéramos vivir para siempre: ser testigos de momentos históricos o disfrutar de los placeres terrenales sin preocuparnos por el mañana.
¿Y para qué pensar en eso si ya sabemos que jamás va a ocurrir? ¡Ay, amigos! Qué poco se valoran las capacidades del ser humano… O, mejor dicho, las de la ciencia humana. Porque, sí, los científicos llevan bastante tiempo tratando de encontrar la forma de convertir la inmortalidad en algo del presente.
Hay varios senderos que seguir en esta (larga) ruta hacia la inmortalidad humana, y es bastante probable que algunos de ellos ya os suenen. Por ejemplo, ¿qué os viene a la cabeza cuando hablamos de Fry, el protagonista de Futurama? La criónica, claro. La técnica que consiste en la congelación de personas o animales, que se mantienen en tanques repletos de nitrógeno líquido, para ser reanimados en el futuro, cuando la ciencia tenga la cura para una enfermedad determinada.
Pero, el principal problema que tiene esta alternativa es que, después de cincuenta años, aún no se ha conseguido descongelar a ninguna persona, porque se corre el riesgo de que se pudra por el camino.
La robotización, en cambio, sí parece ser una opción más real. Aunque la veamos como algo sacado de una película de ciencia ficción, lo cierto es que ya existen personas que se han colocado algún dispositivo en el cuerpo. Es el caso de Zoe Quinn, una diseñadora de videojuegos que se implantó un chip en la mano derecha para utilizarlo como memoria externa.
No obstante, se supone que la robotización va más allá de ponerse un chip dentro del cuerpo. El objetivo es conseguir personas con órganos y miembros mecánicos para añadir funcionalidades. ¿Por qué? Porque pueden triplicar las capacidades de un simple humano. Aunque aún no hemos visto a nadie andando por la calle con un cuerpo de robot, sí se estudia, por ejemplo, crear un cerebro mecánico.
Otras dos alternativas que aspiran a conseguir la eterna juventud son la nanomedicina y la ingeniería genética anti edad. Y estás sí que parece que van a llegar pronto, sobre todo si el principal obstáculo que se encuentran los científicos se halla en implantar el diagnóstico anti edad en los hospitales.
En una entrevista a The New York Times, George Church, profesor de genética de la Universidad de Harvard, indicó que pronto los doctores podrán emplear la ingeniería genética para acabar con muchas enfermedades, además de rejuvenecer a las personas. Y lo harán a lo largo de esta década y la siguiente.
“Algún día, seremos capaces de regenerar casi todas las partes del ser humano. Al principio, el proceso estará sólo centrado en curar a los pacientes enfermos, pero, pronto, la gente que tenga buena salud, querrá reforzar la salud de su cuerpo”.
En relación a la nanomedicina, ya hay estructuras que funcionan como aquellos nanorobots de las películas de ciencia ficción, que recorrían el interior del cuerpo para reparar los órganos o erradicar enfermedades. Si por ejemplo has visto la última de Johnny Depp, ‘Trascendence’, ya sabes de lo que estamos hablando.
Según la página de la farmacéutica Amger, “en los orígenes de la nanotecnología se llegó a predecir la fabricación de nanorobots que se inyectarían directamente y atacarían de forma selectiva los tejidos dañados, incluso protegiendo de ataques externos y reparando posibles desperfectos. A pesar de que esto sigue siendo ciencia ficción, sí se puede afirmar que la ciencia ha avanzado notablemente en el diseño de nanoestructuras que pueden desempeñar un papel muy similar”.
Según la página de la farmacéutica Amger
Por último, nos encontramos con la inmortalidad digital. Una opción que también se acaba de poner de moda por ‘Transcendence’, que comienza con el fallecimiento del protagonista pero no de su cerebro, que pervive instalado en un ordenador. El Blog de la ginebra y el whisky on the rocks
La inmortalidad digital – también llamada singularidad -, consiste en ‘descargar’ la información de nuestro cerebro y ‘subirla’ a una máquina para que nuestra inteligencia perdure después de la muerte. Esto, en principio, es algo que parece surrealista y muy difícil de lograr.
Para Ray Kurzweil, director de ingeniería de Google y pionero de la inteligencia artificial, no lo es tanto. De hecho, predice que para 2045 ya podremos colocar nuestra personalidad en una máquina.
Ya lo veis. La ciencia desea regalar al ser humano la vida eterna y es posible que, dentro de unos años, tengamos la oportunidad de elegir convertirnos en un robot, quedarnos bellos y bellas tras identificar y erradicar los genes envejecedores o meter nuestra cabeza en un ordenador. Todo sea por vivir – felices o aburridos – para siempre.
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Con información de Imgur, Geir, Amgen, Live Science
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La Larga ruta hacia La inmortalidad humana
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