Es navidad, esa época en la que el consumo se dispara en todos los sectores y que representa el máximo exponente del mercado. Muchas empresas se juegan los resultados del año en un mes. Pero también es el inicio de un nuevo año y las compañías se disponen a estrenar sus planes de marketing y los marcadores de las redes de ventas se ponen a cero para comenzar de nuevo al carrera. Objetivo a la vista, apunten y fuego.
Una carrera frenética que a mí personalmente me da bastante vértigo. Y eso que soy, como decía mi buen amigo Javier, un “soldado del capitalismo“. Se supone que debo morir matando, sin hacer prisioneros. Me pagan para conseguir mejores resultados de ventas y una vez alcanzada la máxima cuota de mercado, lograr exprimirla para aumentar los márgenes de beneficios.
soldado del capitalismo
Es el mundo del marketing, paradigma de la empresa y sinónimo de glamour encorbatado… bufff! ¿No hay otro camino?
Tal vez porque soy géminis, y empecé mi carrera en el sector del lado creativo, para no abandonarlo nunca del todo pese a ejerecer de ejecutivo, no entiendo mi profesión de la misma manera que la mayoría. Los objetivos están bien, pero no hay que morir por ellos. Y eso es un problema, porque soy yo quien debe amoldarse a los clientes, o al menos intentarlo. Aunque bien es cierto que con los años, he logrado rodearme de los que entienden y comparten mi filosofía. Selección natural lo llaman.
¿Y qué es lo que no comparto? Pues la prisa, la urgencia, la ambición sin límites, la deshumanización del trabajo, la competencia interna caníbal...no se si os suena. Entrad a trabajar en un departamento de marketing y luego me lo contáis.
Y no es falta de ambición o exceso de idealismo. Es cuestión de salud y calidad de vida. Es plantearte tu escala de valores y decidir que no sirve de nada tener un coche fantástico si no puedes irte el fin de semana con él a conocer un rincón maravilloso. O poder pagar el mejor restaurante si tienes que ir a él con un cliente en lugar de con tu pareja o poder comprarle una playstation último modelo a tu hijo pero no llegar a tiempo a casa para jugar con él…ganar dinero, perdiendo tu vida.
A veces no se puede elegir. Es cierto, el mundo de la empresa es cruel. Lo que no sube, baja, y si es un negocio, o lo haces crecer, o tendrás problemas. Esto lo saben muy bien los emprendedores, que tienen que dedicar todo su tiempo a levantar la empresa los primeros años, pero también los que trabajen en una gran compañía en la que tus jefes nunca estarán totalmente satisfechos con los objetivos y beneficios, y por muy jefe que seas, siempre tendrás otro. Los funcionarios también lo saben de sobra, y por eso lo son.
Así que o eres de los que disfrutan con los trallazos de adrenalina que recibes con cada nueva cuenta ganada y consideras una medalla al mérito en el combate el plus ganado por superar objetivos, o te dedicas a otra cosa. Pero si en realidad, la vida te ha llevado al mundo de la empresa pero no quieres formar parte de la legión invencible, existe la alternativa del “marketing del buen rollito”.
Para entender este concepto, primero hay que hablar del “DownShifting” , una tendencia que surgió en los 90 en USA y que consiste en “aterrizar” poco a poco tras unos años de esfuerzo profesional máximo. Cuando ya has alcanzado cierta altura, tal vez no necesites llegar más alto ni más lejos. Puede que baste ir planeando suavemente. Los mejores ejecutivos de los 80, aquellos que acuñaron el término Yuppie, comenzaron a plantearse si merecía la pena no tener nunca suficiente, y si el tiempo no era lo realmente valioso.
aterrizar
Hacer “DownShifting” no es tirar la toalla. Puede ser todo lo contrario, dejar tu empleo en una multinacional y montar tu propio negocio. A tu manera. A tu ritmo.
La versión española más extendida es la casa rural regentada por un ex-publicitario. Una vuelta al pueblo de los ejecutivos agresivos de ciudad que hicieron coincidir el final de la época de los grandes sueldos en las agencias con el boom del turismo rural. Cambiar los seis días de trabajo estresante y uno de descanso en el campo, por cuatro días en el campo descamsando, y otros dos también en el campo sirviendo desayunos. ¿No te parece buena idea? Trucos de los Sims 4
Pues bien, si has decidido iniciar el planeo (tal vez en esta crisis sea una opción obligada) lo segundo que debes conocer es el marketing del buen rollito. En realidad le he puesto ese nombre por imitar a David con su economía de los huevos fritos, pero los especialistas lo llaman Blue Ocean Strategy , a partir del libro del mismo nombre escrito por W. Chan Kim y Renée Mauborge.
En esta estrategia, se propone salir de los océanos rojos en los que nadas entre los tiburones que son tu competencia, y nadar en un océano en calma, azul, donde eres el único pez. Claro, para eso hace falta imaginación, porque hay que crear un producto o servicio en el que seas pionero y único, o bien encontrar un mercado en el que no exista.
Os contaré una historia personal que terminará de explicarlo. Cuando estaba en el colegio, todos mis compañeros jugaban al fútbol o al baloncesto, menos uno de ellos que se dedicó al Badminton. Cuando le pregunté por qué competía en ese deporte que no veía nadie, me contestó sin dudarlo: “Somos tan pocos en España que es tengo la oportunidad de ser olímpico” No se si lo logró, pero aprendí que si tienes que esforzarte, es mejor hacerlo donde más posibilidades de ser el mejor tengas.
“Somos tan pocos en España que es tengo la oportunidad de ser olímpico
No corras, que es peor.
La segunda parte del Marketing de Buen Rollito, también está inventada. Se conoce como Slow Marketing y es heredera del Movimiento Slow, que surgió como protesta tras la apertura de un McDonald’s en la Piazza di Spagna de Roma.
McDonald’s
Esta tendencia que lucha contra la forma de vida estresante y acelerada, se aplica en marketing tratando de generar una relación con el cliente mucho más relajada. En el mundo de lo inmediato, on line, on time…que atrapa al consumidor en su red y le hace comprar por impulso aunque luego se arrepienta o nos cambie por la competencia, hay quien apuesta por lo contrario: Establecer una relación más segura con sus clientes, relacionándose con él, conversando, convenciéndole poco a poco. Una estrategia que por cierto casa muy bien con el marketing de redes sociales.
Suele ponerse como ejemplo de negocio “slow” el icono del marketing actual: las cafeterías Starbucks, totalmente alejadas del típico bar español en el que entras, te tomas el café de pié lo más rápido posible y te vas. En Starbucks se toman su tiempo en prepararlo, y sustituyen la barra alargada por sofás y mesitas bajas, periódicos y música étnica o de jazz para que te quedes a tomarlo lentamente. (Si tienes prisa, te lo llevas por la calle, que tampoco van a perder clientes por eso). El resultado ya lo conoces. Puede que rote menos la gente, pero es más fiel.
Yo practico el marketing del buen rollito siempre que puedo. Eso no me ha impedido trabajar para las mayores multinacionales, aunque tampoco he ganado ningún premio. Pero creo haber ganado amigos entre los clientes y proveedores porque no he tenido que cortar ninguna cabeza y comérmela delante de otros. No me haré rico, os lo aseguro, pero espero hacerme viejo. Tal vez en una casa rural. ;-)
Marketing de buen rollito
Es navidad, esa época en la que el consumo se dispara en todos los sectores y que representa el máximo exponente del mercado. Muchas empresas se juegan los r
comodibujar
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2024-10-14
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