Si te preguntaran por tus ‘hobbies’ favoritos, seguramente hacer la colada o lavar los platos no figurarían en la lista. Las tareas domésticas no suelen estar entre las actividades favoritas de la población (a no ser que Mary Poppins haya hecho acto de presencia en tu hogar), pero son obligatorias, así que terminas enfrentándote a ellas tarde o temprano. Y podrían llegar a gustarte.
Ya lo decía la niñera: “Todo trabajo tiene algo divertido y, si encontráis ese algo, en un instante, ¡chap!, se convierte en un juego”. Hay quien asegura que, planchar le relaja, o quien le encuentra su punto a fregar sartenes.
El momento de enfrentarnos al estropajo y los guantes puede ayudarnos a olvidar las preocupaciones para mejorar el ánimo, sumergirnos en un estado de positividad y ser más felices–incluso sin “un poco de azúcar” del de Poppins−. Así lo sugiere un reciente estudio, cuyos autores han analizado las posibilidades que tienen las tareas cotidianas de incrementar nuestro bienestar mental.
Los investigadores, de la Universidad Nacional de Florida, han concluido además que dejar la vajilla como los chorros del oro reduce el estrés. Olvida el yoga y entra en la cocina.
Para comprobar este efecto calmante, pidieron a 51 estudiantes que se enfundaran los guantes y fregaran la loza. Los dividieron en dos grupos y le dieron a cada uno un texto diferente para leer antes de ponerse manos a la obra.
Instrucciones de uso
Mientras que uno de los fragmentos era una simple descripción de la tarea que tenían que hacer, el segundo hablaba precisamente de cómo podía ser una oportunidad para despejar la mente y relajarse, e indicaba la mejor manera de conseguirlo. Este es un extracto de ese útil consejo: “Mientras alguien friega los platos, solo debería estar fregando los platos. Esto significa que mientras alguien friega los platos debe ser completamente consciente de que lo está haciendo”.
Efectivamente, solo los lectores del segundo fragmento afirmaron haberse sentido mejor con la tarea: se dejaron embargar por el perfume del jabón, la sensación del agua corriente y el tacto de los platos y disfrutaron del trabajo. Su nerviosismo disminuyó en un 27% y su inspiración aumentó en un 25%, mientras que el resto − que no sabían el secreto para relajarse estropajo en mano− no experimentaron ningún cambio anímico.
Así que la clave, ya sea a la hora de enfrentarnos a un montón de sartenes sucias o a un ejército de camisas arrugadas, es prestar atención a la actividad en sí. Cuando el cerebro se centra en una tarea, no puede seguir analizando problemas.
Pero, además, limpiar la casa aumenta la satisfacción personal en lo relacionado con el ámbito familiar y de pareja. En otro estudio, investigadores de la Universidad de Cambridge revelaron que, al contrario de lo que suele pensarse, realizar hacer estas labores hace felices a los hombres.
Se basaron en las costumbres de 30.000 personas, de 34 países diferentes, a las que les preguntaron cuánto tiempo pasaban cocinando, lavando, limpiando, yendo a la compra y ordenando. Por otro lado, tenían que indicar si dedicar tiempo a estas tareas les suponía un conflicto familiar o laboral y si influía negativamente en sus vidas.
La mayoría de los participantes aseguraron lo contrario: completar los trabajos domésticos aumentaba su bienestar. El hecho de compartir las funciones en el hogar les parecía algo muy positivo.
‘Eau de hierba’
Otro encargo que quizá no rechaces la próxima vez es el de cortar el césped. La hierba recién podada libera aromas que actúan en las áreas del cerebro encargadas de controlar las emociones y la memoria, disminuyendo el estrés y haciendo que las personas se sientan más felices. Pirateking Ver anime gratis online
Un neurocientífico de la Universidad de Queensland descubrió hasta 18 de los químicos responsables del olor y ahora ha fabricado una fragancia junto con un grupo de estudiantes de la misma institución. Su nombre es Serenascent, un perfume que puedes rociar en casa por unos 25 dólares (alrededor de 23 euros). Por si no tienes jardín, ni césped que recortar.
Ya no tienes excusa. Concéntrate en los platos, en las camisas, en el movimiento de la fregona y disfruta de la calma. Si enceras los muebles, incluso puedes aprender kárate siguiendo las enseñanzas del maestro Miyagi: “Dar cera, pulir cera”. A ser felices estropajo en mano.
Con información de Inc. Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de peapods labs, Gareth Williams y Amy Giziensky
Con información de Inc. Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de peapods labs, Gareth Williams y Amy Giziensky
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2024-10-25
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