¿Qué te gustaría que pusieran en tu lápida el día que pases a mejor vida? Un poema, la letra de tu canción favorita, tu cita más popular… De acuerdo, tal vez aún no te lo hayas planteado. Pero, ¿qué tal una ecuación matemática?
Si eres una persona a la que le vuelven loco los números, tal vez te interese grabar en la tumba tu ecuación favorita; o la que haya marcado tu carrera y tu vida, o tu descubrimiento matemático del siglo, o el de la persona que admiras. Algunos ya lo han hecho: matemáticos ilustres, pero también menos conocidos y aficionados a las ciencias.
Max Born (1882-1970)
Matemático y físico alemán, ganador del Premio Nobel de Física en 1954 por sus trabajos en mecánica cuántica. Su cuerpo está enterrado en el cementerio Stadtfriedhof, en la ciudad alemana de Gotinga, en la Baja Sajonia, junto a otros importantes investigadores -entre todos reúnen en el camposanto ocho Premios Nobel-. La austera tumba del matemático y físico lleva inscrita su ecuación más famosa, el principio de incertidumbre.
Ludwig Boltzmann (1844-1906)
Este físico austriaco, pionero de la mecánica estadística, es el autor de la constante de Boltzmann, concepto fundamental de la termodinámica. Está enterrado en el cementerio central de Viena, el Zentralfriedhof. En una gran pieza de mármol, sobre el busto que adorna su lugar de descanso eterno, se encuentra grabada la ecuación que describe la entropía, que según Boltzmann, se incrementa casi siempre.
Pierre de Fermat (1601-1665)
Jurista francés y matemático aficionado, hizo numerosos descubrimientos en este último campo. Es conocido por sus aportaciones a la teoría de números, en especial por el conocido como último teorema de Fermat. Esta misma ecuación es la que se encuentra inscrita en su tumba, en el Palacio Jean Jaurés, en Castres, Francia.
Erwin Schrödinger (1887-1961)
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Schrödinger fue un físico nacido en Viena que realizó importantes contribuciones en los campos de la mecánica cuántica y la termodinámica. En 1933 recibió el Premio Nobel de Física por su ecuación de Schrödinger, que es la que se puede leer en su lápida. Aunque es más conocido por la paradoja del gato de Schrödinger, una de las más populares de la física y un experimento mental que muestra lo desconcertante de este campo.
Allan Robinson (1946-2012)
Fue un matemático y fanático de los sudokus británico, no tan ilustre como los anteriores, pero sí está dando que hablar últimamente. En su tumba del cementerio de la iglesia se St Chad, en Farndon (Reino Unido), su familia mandó grabar una ecuación de su tesis doctoral y un sudoku. Sin embargo, la solución no indica cuánto tiempo seguirá la curiosa inscripción ahí, ya que el concejo municipal ha pedido a la familia que las eliminen por considerarlas “inapropiadas”.
ecuación de su tesis doctoral y un sudoku
Omer Robinett (s. XX)
Fue un genio de las matemáticas de Misuri (EE. UU.), un hombre de pueblo muy inteligente con una memoria fotográfica asombrosa, pero que nunca llegó a trabajar en el campo de las matemáticas, por lo que su trabajo no ha trascendido. Desarrolló en una ecuación, que según él, es la base de todas las leyes de movimiento. Esta ecuación fue grabada en su tumba, en una esquina.
Con información de República Insólita, Miller County Museum and Historical Society y, cómo no, Wikipedia.
Con información de República Insólita, Miller County Museum and Historical Society y, cómo no, Wikipedia.
Miller County Museum and Historical Society
Los cerebros del cementerio: seis lápidas con una última ecuación
¿Qué te gustaría que pusieran en tu lápida el día que pases a mejor vida? Un poema, la letra de tu canción favorita, tu cita más popular… De acuerdo,
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2025-01-10
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