A menudo he tenido la ocasión de participar en jornadas o de dar conferencias acerca de lo que supone la popularización del acceso a Internet y las redes sociales, o en general lo que se ha dado en llamar la web 2.0.
Como usuario convencido de esta, siempre hablo de las enormes posibilidades que esto supone, y aunque nunca he usado tal palabra -que quizá causaría, o no, visto lo visto recientemente, una apoplejía a los miembros de la Real Academia- cuando se menciona el «empoderamiento» de la gente creo que expresa bastante bien la idea.
Pero en estas mismas ocasiones nunca dejo pasar la oportunidad de hablar de la brecha digital, de la distancia que nos separa a los que tenemos la posibilidad de usar estas herramientas de los que no pueden usarlas por mucho que quieran.
Y me parece muy importante hablar de ello porque aunque en un primer momento al hablar de la brecha digital todos tendemos a pensar en países en desarrollo y/o del tercer mundo, resulta que es algo que en realidad sucede en todas partes, incluso en los países más desarrollados.
Y es que la brecha digital no se trata sólo del acceso a las nuevas tecnologías sino de tener acceso ilimitado a ellas independientemente de cuestiones técnicas o de la carencia de alfabetización digital, algo en lo que aún hay más camino por andar del que sería deseable.
Por un lado, es necesario disponer de una infraestructura que tenga un número suficiente de terminales de acceso y con una buena cobertura en lo que se refiere a las redes de conexión.
En lo que se refiere a los terminales lo cierto es que en los últimos años no ya con la disponibilidad de terminales de acceso público en bibliotecas y similares sino ya con el abaratamiento del coste de los ordenadores, en especial con el de los ultraportátiles la cosa ha mejorado mucho.
De hecho, proyectos como el OLPC que pretendía desarrollar un portátil de bajo coste para ponerlo al alcance de los niños de los países más pobres han dejado casi de tener sentido.
Lo que no ha mejorado tanto es la cobertura de las redes de conexión, pues aún a pesar de la promesa del ministro Miguel Sebastián de que a principios de 2011 tendríamos un acceso a Internet de banda ancha -en realidad de un mega- como servicio universal lo cierto es que no tiene ninguna pinta de que esto se vaya a cumplir.
la promesa del ministro Miguel Sebastián
Sin ir más lejos, en Galicia se anunciaba hace sólo unos días que de aquí a fin de año probablemente 250.000 gallegos que antes no tenían acceso a Internet podrían disponer de este… Pero dejando aún desconectados de la Red a otros 500.000, que tendrán que esperar a futuras inversiones para poder subirse al carro de lo digital. Todo sobre Hoteles
Pero incluso estos nuevos usuarios que se van incorporando a la Red, en especial los que viven en lo que las operadoras de telecomunicaciones definen como entornos rurales, muchas veces lo hacen en condiciones de desigualdad ante los que vivimos en las ciudades, pues pagan lo mismo que nosotros para conexiones de velocidad bastante menor.
Lo que me lleva al segundo punto en lo que se refiere a la brecha digital, que es el de es necesario que el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación sea asequible, y una y otra vez los estudios al respecto dicen que en España por una vez estamos al frente de Europa en algo… Aunque sea en el precio de los accesos a Internet más rápidos.
en el precio de los accesos a Internet más rápidos
Pero con todo, lo más preocupante en lo que se refiere a la brecha digital es lo que se refiere a la necesaria formación para saber sacarle provecho.
Es cierto que tanto los cacharros que usamos para acceder a Internet -teléfonos móviles inteligentes, ordenadores, y ahora tablets- son cada vez más fáciles de usar, igual que los servicios a los que accedemos, que además suelen ser gratuitos, lo que facilita jugar y experimentar con ellos.
También es cierto que los más jóvenes han crecido prácticamente con ellos y que no conciben un mundo sin múltiples canales de televisión, Internet y ordenadores.
Pero aún así yo no creo en el apelativo de «nativos digitales» que a menudo de les coloca, y no hay más que ver que en cuanto los sacas del Messenger -puede que ahora desplazado por Tuenti- o de los programas que utilicen para descargar cosas, muchos se pierden y no saben ir más allá.
Es fundamental invertir en su formación, y no con clases de informática en los que se les enseña a usar Microsoft Office o alguna alternativa como Open Office y en las que se les pide, por ejemplo, que maqueten una especie de periódico con Word.
De hecho, creo firmemente que no deberían existir las clases de informática como algo independiente de las otras, igual que no hay clases de lápiz o de diccionario.
El ordenador y las TIC en general deberían ser una herramienta más en la clase e integrarse con las demás habilidades que adquieren en el colegio.
Pero claro, para esto habría que empezar la casa por los cimientos y no por el tejado, como se está haciendo a la hora de poner ordenadores y ordenadores en las aulas sin invertir lo más mínimo en formar a los profesores en su uso y en sus posibilidades.
Las máquinas solas no son solución, y si no sabemos verlo a tiempo, veremos como esa insidiosa brecha digital se termina por convertir en un abismo.
La insidiosa brecha digital que se nos viene encima
A menudo he tenido la ocasión de participar en jornadas o de dar conferencias acerca de lo que supone la popularización del acceso a Internet y las redes soc
comodibujar
es
https://imagenestop.net/static/images/comodibujar-la-insidiosa-brecha-digital-que-se-nos-viene-encima-15939-0.jpg
2024-10-06
Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente