La Ford Transit Connect es una furgoneta que se fabrica en Turquía, debido a que su principal mercado es Europa. Por tanto, vender estos vehículos en los Estados Unidos hace que estén sujetos a una serie de fuertes impuestos proteccionistas que encarecen su precio.
Sin embargo, con la crisis, esta pequeña camioneta está vendiendo cientos de miles de unidades en EE.UU, ya que la Ford ha sabido como burlar lo que se conoce como “el impuesto del pollo” y vender su Transit europea en su propio territorio saltándose a la torera un norma de importación con casi medio siglo de vigencia. Y lo hace a costa de literalmente destruir sus propios vehículos.
La cosa viene de lejos. En 1963, Francia y Alemania Occidental colocaron un arancel a la importación de carne de pollo. Para los Estados Unidos se trataba de un impuesto importante, ya que los pollos eran una de sus mayores exportaciones. La administración de Lyndon B. Johnson respondió colocando un arancel del 25% al brandy europeo, a la fécula de patata y a las camionetas de carga, entre otros productos.
Con el tiempo, todos menos uno de estos aranceles caería fuera de los libros de comercio internacional: sólo quedó el impuesto a los camiones ligeros, aquellas camionetas con una carga útil de 2.000 kg o menos. ¿La razón? Simplemente para proteger a las empresas estadounidenses de automóviles, como la Ford, de la feroz competencia extranjera de marcas japonesas y europeas. Por eso el impuesto del 25% para las camionetas de carga sigue estando vigente hoy en día.
Y hecha la ley, hecha la trampa. Cuando se producen en la factoría de Kocaeli, en Turquía, las Transit Connect vienen con características de serie que no son necesarias para la carga: ventanas traseras, asientos traseros, cinturones traseros…De hecho, viene con una serie de características que hacen que la furgoneta sea más adecuada para pasajeros que para la carga.
Y de eso es de lo que se aprovechan, pues los vehículos destinados al transporte de pasajeros no tienen el impuesto del pollo.
Las furgonetas salen de Turquía en los buques de carga de la naviera Wallenius Wilhelmsen Logistics. Una vez que llegan al puerto de Baltimore, en Maryland, y tras pasar por la correspondiente aduana como vehículos de pasajeros, son llevados a un almacén, donde 65 trabajadores de la WWL se encargan de convertirlos en vehículos comerciales, en medio de la estridencia de la música rock y el zumbido de los ventiladores industriales.
Wallenius Wilhelmsen Logistics
Se sacan de cuajo los cinturones nuevecitos y se arrancan de sus tornillos los relucientes asientos traseros. La tela se tritura, las piezas de acero se rompen, y todo es expulsado fuera para ser reciclado. Ford dice que la tela de los asientos y la espuma va directamente al vertedero, mientras que el acero se procesa para otros usos.
Las ventanillas traseras de cristal se cortan de su marco con un cuchillo especial y se saca el vidrio con ventosas. El espacio transparente se reemplaza por un panel de metal opaco que se impermeabiliza exteriormente. Todo en sólo 5 minutos de trabajo. Y donde antes teníamos una Transit monovolumen para pasajeros, ahora tenemos una Transit de carga para autónomos un 25% más barata para el mercado americano.
Por supuesto, los funcionarios de aduanas no discuten las estrategias de cada empresa, pero según una declaración sobre este tema de Stephen Biegun en el WSJ, el vice presidente de Ford para asuntos internacionales afirma que la práctica se ajusta a la letra de la ley. “Tenemos la libertad de los comerciantes y punto”.
una declaración sobre este tema de Stephen Biegun en el WSJ
Con la globalización de la industria automotriz, las empresas estadounidenses se han unido al juego de otras maneras. Hasta hace poco, Chrysler Group LLC importaba las furgonetas Dodge Sprinter que eran fabricabas por Mercedes en Düsseldorf, Alemania, por el ex dueño de Daimler AG. Antes de llegar a la aduana, el motor, la transmisión, los ejes y las ruedas se retiran, permitiendo que la carrocería pueda cruzar la frontera como componentes de automóviles, que no están sujetos al impuesto del pollo. Daimler vuelve luego a montar los vehículos en una fábrica en Ladson, Carolina del Sur. Free dofollow backlinks
Los fabricantes extranjeros de automóviles desde hace mucho tiempo tienen una cruzada para derogar el impuesto del pollo. Pero a EE.UU no le interesa. Por eso Toyota Motor Corp., Nissan Motor Co. y Honda Motor Co. se han visto obligadas a tomar la ruta directa y construir sus plantas directamente en el territorio continental de los Estados Unidos, convirtiendo el impuesto del pollo en un negocio aún más redondo para los EE.UU.
Fuente: The Wall Street Journal y Wikipedia
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