El aceite si no es “virgen extra” no tiene las propiedades saludables del aceite de oliva que la dieta mediterránea tanto pregona. Esto significa que no tiene las vitaminas, polifenoles, los ácidos grasos y demás componentes que hacen que el aceite de oliva sea algo saludable y valorado por los médicos.
Desde que la oliva es aceituna, se nos han querido vender (y lo han conseguido, sin duda) hectómetros cúbicos de virgen extra como si realmente lo fuera. En mayo pasado, la Junta de Andalucía encargó una inspección del etiquetado del aceite que se vende en 25 establecimientos de Jaén y en otros 25 de Córdoba y se detectó un fraude en la mitad de las inspecciones realizadas en pequeñas y grandes superficies de la principal zona productora del país. Colaban oro líquido por múltiples mezclas y remezclas, algo que ha ocurrido siempre; no sólo en Jaén, sino en todo el mundo.
la Junta de Andalucía encargó una inspección del etiquetado del aceite
¿Es que van a tener que venir los americanos a enseñarnos lo que es un aceite virgen extra y lo que no lo es? Pues parece que sí, pues ellos tienen una potente flota de científicos cuya voz parece ser más escuchada.
En octubre pasado, el Departamento de Agricultura de EE.UU (lo conocerán por la FDA de sus chalecos) promulgó nuevas reglas para la denominación “virgen extra” de los aceites (en este PDF), para hacer cumplir las normas ante la avalancha de etiquetados que actualmente asalta el mercado anglosajón de los aceites, gracias a la popularización de nuestra dieta mediterránea entre los chefs de ultramar.
Pero, además de regular, dio voz a los científicos para que informaran a la población de cómo distinguir, por el sabor, un aceite de palo de uno de primera prensada, el único bueno. Y lo hizo usando como espejo algo tan presente para todos como el ibuprofeno.
La sensación que deja el aceite virgen extra recuerda a la picazón que se produce cuando se mastica el ibuprofeno. Es un hormigueo, un picor feo en la garganta que obliga casi a toser o, ejem, a aclararse la garganta.
Efectivamente, en 2005, un biólogo del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, junto con otros investigadores, demostraron que el aceite de oliva virgen-extra contiene un compuesto, llamado oleocanthal, que provocando la tos; una característica química distintiva y única del aceite de oliva de prensado en fresco.
El hallazgo se basó en la observación sensorial del aceite de oliva, pues irritaba la parte posterior de la garganta de una manera muy característica e idéntica a la experimentada con el ibuprofeno líquido. Los investigadores también demostraron que el receptor TRPA1 encargado de este efecto está localizado en la parte posterior de la garganta, que es exactamente donde se siente el picor irritante del aceite de oliva. “Esta sensación única y el acompañamiento de tos se consideran entre los indicadores más claros del aceite de oliva de alta calidad”.
“Esta sensación única y el acompañamiento de tos se consideran entre los indicadores más claros del aceite de oliva de alta calidad”.
A principios de este mes, la Universidad de California-Davis también publicó un informe (en este PDF), que se encuentra en su segundo año consecutivo, que mostraban (de forma un poco sesgada hacia el proteccionismo, todo hay que decirlo) que hasta el 69% de los aceites de importación elegidos al azar y catalogados como aceites de oliva virgen extra no cumplían con las normas internacionales para los aceites virgen extra, incluidos muchos aceites italianos y españoles, los que copan el mercado mundial.
Según los investigadores californianos, nos gustan los alimentos familiares, y, al parecer, se espera que el mejor aceite del mundo tenga un sabor excelente, ni amargo ni que pique la garganta. Esto juega a favor de la mezcla de aceites para rebajar el sabor fuerte.
Una reciente encuesta en el norte de California repartió una muestra de 22 aceites diferentes a 110 consumidores. Descubrieron que a la gente le gustaban los aceites con sabor a nuez, a fruta madura, a té verde o mantequilla; pero también escribieron que esos son “los atributos que son característicos de los aceites defectuosos, de lo rancio, del moho, de lo avinagrado”.
“los atributos que son característicos de los aceites defectuosos, de lo rancio, del moho, de lo avinagrado”.
Parece lógico pensar que la industria del aceite nos ha querido dar durante todos estos años simplemente lo que nuestros paladares querían probar, por eso no hemos protestado, porque estaba bueno. Ahora que sea sano, ya es otra cuestión que las autoridades americanas están decididas a dejar muy clarito. Aunque, repito, huela un poco a maniobra proteccionista hacia el aceite de oliva californiano.
Sin embargo, ojalá se impongan normas simples para el reconocimiento del aceite por parte de los consumidores en todos los países, para detectar posibles fraudes en algo tan caro y sobrevalorado como es a día de hoy el aceite de oliva.
Lástima que a muchos productores sinvergüenzas, aquellos que llevan lustros dando pesetas por duros, siempre les quede la opción de mezclar ibuprofeno líquido con sus aceites de baja calidad; así, además de picar, nos quitaría el dolor de cabeza de tanto pensar si lo que nos metemos por el gaznate es bueno o no para la salud.
Vía Science Daily
La cLave para reconocer el aceite de oliva virgen extra es que te pique La garganta como si tragaras ibuprofeno
El aceite si no es “virgen extra” no tiene las propiedades saludables del aceite de oliva que la dieta mediterránea tanto pregona. Esto significa que no t
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2025-01-18

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