Desde que vivo en la lluviosa Easo (aunque ni tanto) he tenido que aprender a llevarme con una máquina poco frecuente en latitudes menos húmedas. El enfundador automático de paraguas es un dispositivo presente en prácticamente cualquier organismo público o privado de estos lares: centros culturales, ayuntamientos, comercios…hasta lo he llegado a ver en sociedades-chic.
Su uso se extiende por toda la cornisa cantábrica, desde una biblioteca en Irún hasta un Mercadona en Foz, aunque también se puede ver en otros puntos de la geografía patria. Se trata de un dispositivo totalmente mecánico, que no necesita electricidad, y que se encarga de envolver el paraguas mojado en una especie de preservativo que evita dejar los suelos como una piscina.
También sirve para evitar depositar el instrumento en cuestión en el paragüero comunitario, minimizando el riesgo de sustracciones; se enfunda el paraguas y puede introducirse, junto con su dueño, en cualquier centro o tienda.
Sin embargo, después de varias rondas de utilización, tengo que concluir que es un invento con más fallos que virtudes que necesita un hervor.
Todas las máquinas proceden de muy cerca, de Luiu (Vizcaya), donde la empresa B&T Europe S.L comercializa la marca japonesa Kasapon (Kasapon ( 傘ぽん): Kasa (傘) significa paraguas, y pon (ぽん)…”paraguón”). Los “kasapones” llevan años poblando las puertas de los comercios japoneses.
Allí, donde llueve más que en el norte de España, también sufren el mismo problema: al embolsar el paraguas mojado, el líquido escurre hasta el fondo formando una “bolsa de agua”, que el usuario lleva pareja a su adminículo allí por donde transita. La bolsa, claro está, se agujerea fácilmente, y al final se termina frecuentemente mojando el piso; pero en vez de gota a gota, en grandes cantidades.
Y cuando no lo hace, el usuario al salir al exterior debe desenfundar, encontrándose en sus manos con una vaina king-size llena de agua que no sabe que hacer con ella. También, al ser talla única, los paraguas pequeños (de mano) se cuelan hasta el fondo y hay que sacarlos como el que aprieta un flash de limón a medio acabar.
king-size
Quizá por eso casi siempre voy con capucha.
Sin embargo, son los propios japoneses los primeros que se han dado cuenta de las debilidades del “kasapon” y lo han perfeccionado convenientemente. Los nuevos “kasapones” se acaban de presentar en la feria RetailTech 2010, la mayor feria dedicada al vending y el comercio mecánico-automático, y vienen con el nombre de colección 伞袋回收机.
vending
Siguen sin incorporar electricidad, sólo buenos muelles y palancas, pero en este caso arreglan los dos grandes problemas del “kasapon” tradicional. Por un lado, la nueva serie viene con enfundador desdoblado, que permite introducir paraguas grandes o pequeños y que ambos salgan con una bolsa de su talla. Por el otro, un modelo que incorpora consola de salida para dejar la bolsa con el agua fácilmente, sin incomodidades.
En este modelo es necesario volver a meter el paraguas con su funda en un agujero al abandonar el local; un mecanismo se encarga de absorber la bolsa con su líquido elemento, permitiendo, además, salir con el paraguas bien seco. Como el que escurre una fregona. También aseguran haber cambiado la composición del plástico de las bolsas, para hacerlas más resistentes a los pinchazos.
Los chicos de Japan Trends, que son los que informan de la novedad, aseguran en este vídeo “It woks!”; ósea, que funciona.
“It woks!”
Una capucha y un servidor los esperamos con ansia.
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2024-11-16
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