Los throwies LED son una bonita y sencilla forma de empezar en el mundo del DIY
Si nos fiamos de lo que dicen las etiquetas colocadas en muchos aparatos estos no contienen piezas que el usuario pueda arreglar, con lo que cuando estos se estropean solo queda la alternativa de llamar o llevarlos al servicio técnico o, cada vez con más frecuencia, de deshacerse de ellos porque la reparación tendría un precio que simplemente no compensa.
Pero cada vez más estamos viendo como hay compradores y usuarios que se niegan a que esto sea así y se dedican a publicar en Internet instrucciones acerca de como reparar o modificar estos aparatos, incluyendo enlaces a los proveedores de las piezas o componentes que pudieran hacer falta.
También es cada vez más habitual encontrarse artistas y artesanos que ponen sus creaciones a la venta a través de la Red alcanzando así clientes de todo el mundo que de otra forma nunca habrían conocido ni habrían tenido acceso a sus obras.
Pero por supuesto todo esto no surgió de la nada ni de un día para otro, sino que tiene su origen en una forma de vida prácticamente extinta de hace más de un siglo.
Antes de Internet A finales del siglo XIX y principios del XX aproximadamente el 80% de la población de los Estados Unidos vivía de y en granjas más o menos aisladas tanto en el sentido físico, ya que los transportes no eran ni por asomo lo que son hoy en día, como en lo que a las telecomunicaciones se refiere, pues estas prácticamente no existían.
Esto los colocaba en la tesitura de tener de ser capaces de buscarse la vida y ser capaces de arreglar cosas por si mismos, ya que no se podía llamar al servicio técnico, y a menudo había además que improvisar porque las cosas que podían comprar en las tiendas o en los catálogos no servía exactamente para lo que ellos buscaban.
En aquella época eran muy populares las revistas pensadas para la gente a la que le gustaba o que simplemente tenía que fabricar cosas, tanto que hasta algunas de las revistas más pequeñas dedicadas a esa temática tenían una distribución que sobrepasaba el millón de ejemplares.
Los años oscuros del DIY Pero después de esta época dorada se produjeron una serie de cambios que prácticamente hicieron desaparecer esta cultura del mapa más o menos entre 1970 y el año 2000.
Por un lado, las cosas se hicieron tan baratas que simplemente se volvió más barato reemplazarlas por otras que repararlas. Además, el uso cada vez más extendido de circuitos integrados en sustitución de componentes discretos como las válvulas de antaño hizo que ya no fuera una tarea al alcance del propietario probarlos ni cambiarlos.
Por otro, los videojuegos, los ordenadores personales, e Internet, que fueron a gran novedad de esta época, se llevaron el interés de la gente a la que le gusta trastear con las cosas del mundo real a los mundos virtuales que estas nuevas tecnologías permitían crear y experimentar.
También, y a pesar de que no admite discusión alguna el que se trataba de algo muy necesario, la liberación de la mujer hizo que habilidades tradicionales como coser, tejer y similares pasaran a ser mal vistas por las estas y las dejaran de lado.
Así, hoy son menos de un 2% los ciudadanos que en Estados Unidos siguen viviendo en granjas, y además ya no necesitan las citadas habilidades en un mundo de comunicaciones globales incluso en los lugares más apartados y en el que las agencias de transporte son capaces de colocar prácticamente cualquier objeto en cualquier lugar del mundo en 24 ó 48 horas.
Las semillas del renacimiento Pero pasada esta época en la que nadie parecía querer saber nada del movimiento DIY, algunas personas y cosas comenzaron a darle de nuevo valor, como por ejemplo:
Dos de los muñecos de Jenny Ryan
- El punk, que defiende la actitud de que no importa si eres bueno a la hora de hacer algo sino que lo que importa es que lo hagas.
- Jenny Hart, de la escena punk de los 80 que redescubrió y popularizó de nuevo los bordados simplemente al cambiar el tema de lo que bordaba.
- Greg der Ananian: Que ayudó a difundir la idea de que mola hacerte las cosas de casa, aunque fueran con un estilo diferente y tipo punk.
- Debbie Stoller, que recuperó el hacer punto como forma de socializar.
- Jenny Ryan, que empezó a coser muñecos curiosos e incluso a hacerles ropa a juego.
- Mark Pauline, que fabrica enormes robots en los Survival Research Labs que luchan unos con otros a partir de restos de equipos militares, máquinas rotas, etc.
- Martha Stewart, que puso de nuevo de moda hacer las cosas en casa para las fiestas, etc
- Y por supuesto Tim Berners Lee, ya que sin la web la gente aficionada a hacer este tipo de cosas tendría mucho más complicado encontrar a otros con aficiones similares y el movimiento DIY no habría despegado de nuevo.
El punk, que defiende la actitud de que no importa si eres bueno a la hora de hacer algo sino que lo que importa es que lo hagas.
Jenny Hart, de la escena punk de los 80 que redescubrió y popularizó de nuevo los bordados simplemente al cambiar el tema de lo que bordaba.
Greg der Ananian: Que ayudó a difundir la idea de que mola hacerte las cosas de casa, aunque fueran con un estilo diferente y tipo punk.
Debbie Stoller, que recuperó el hacer punto como forma de socializar.
Jenny Ryan, que empezó a coser muñecos curiosos e incluso a hacerles ropa a juego.
Mark Pauline, que fabrica enormes robots en los Survival Research Labs que luchan unos con otros a partir de restos de equipos militares, máquinas rotas, etc.
, que fabrica enormes robots en los
Martha Stewart, que puso de nuevo de moda hacer las cosas en casa para las fiestas, etc
Y por supuesto Tim Berners Lee, ya que sin la web la gente aficionada a hacer este tipo de cosas tendría mucho más complicado encontrar a otros con aficiones similares y el movimiento DIY no habría despegado de nuevo. Fotos Porno y actrices porno
El DIY en la edad de Internet Así que aunque al principio Intenet pareció dejar de lado el mundo real ahora parece que la gente está descubriendo que realidad no tienen que ser cosas separadas sino que cada vez más una y otro se complementan, y la popularización de revistas como MAKE: o su Maker Faire, con miles y miles de asistentes, así parecen atestiguarlo.
En el caso de los aficionados al DIY, esto quiere decir que ahora puedes encontrar materiales e instrucciones para prácticamente cualquier cosa con mucha facilidad.
Por ejemplo, es posible comprar una bobina de Tesla completa en eBay, comprar mineral de uranio en United Nuclear, o descargarte unas instrucciones para fabricar aviones no tripulados por unos 300 dólares, que a lo mejor costaban unos 100.000 dólares hace tres años y que solo estaban al alcance de los militares, por unos 300 dólares. En sitios como Instructables la gente cuenta como hacer las cosas; puedes usar programas Google sketchup para diseñar tus ideas, y existen empresas que te lo fabrican como Ponoko o Shapeways y que además lo ponen en su web para que otros puedan comprarlo, o sitios como Etsy en los que te puedes montar tu propia tienda en la web para vender lo que fabricas.
para fabricar aviones no tripulados
Todo esto -y mucho más- ha hecho que la Red se haya convertido en el medio ideal para aprender, diseñar, construir y vender.
Y si no eres tan manitas o no tienes tiempo o acceso a los componentes, hay un montón de gente que se dedica a diseñar kits completos y a envían las piezas y las instrucciones a quienes quieren montarlo, algo que puede llegar a ser un negocio millonario.
Un «fotovoro» que se puede adquirir en forma de kit
Además, en el futuro, no es sino previsible que las herramientas de diseño y fabricación vayan mejorando y simplificándose y que vayan apareciendo nuevas fuentes de materiales baratos y/o gratis.
{Esta anotación está basada en la charla que dio Mark Frauenfelder en Gijón durante el Foro Internet Meeting Point}
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