“Dáselo a tu mujer. Es su trabajo”. La frase, bordada entre las instrucciones de lavado de la etiqueta de un vaquero masculino, debió de parecerle a su autor un guiño cómplice entre hombres, una broma sin más. Pero sucede que a veces ese hombre tiene como pareja a una periodista, quien, en lugar de echar el pantalón a la lavadora (que “es su trabajo”) publica un artículo indignado en el periódico en el que trabaja, Telegraph (que, este sí, es su trabajo). Las reacciones han estado a punto de provocar el cierre de la tienda, Madhouse.
Si el artículo ya levantó ampollas entre las feministas inglesas, el tuit posterior de la periodista Emma Barnett con la foto de la etiqueta se extendió como mancha de aceite por la tuitesfera. Las usuarias -y no sólo ellas- de Twitter tacharon el chiste de “horrible” y “desdichado”. Otra tuitera sintetizó así el mensaje de la etiqueta: “El hombre que lleva estos pantalones, realmente lleva los pantalones en casa”.
La tienda que vendió los pantalones, Madhouse, no tuvo más remedio que responder a la avalancha de indignación femenina. En un comunicado, la empresa lanza pantalones fuera hacia un proveedor externo, que se encarga de fabricarlos: “Obviamente, se trata de una broma, pero en el futuro tendremos más cuidado”, dice. Gajes de la subcontratación, suponemos.
Lo peor del chiste de Madhouse no es que sea machista, sino que encima es malo, se queja una columnista de Salon. Un caso muy parecido afectó hace unos meses a Lanjarón, cuya campaña Lanjajajarón va camino de convertirse en la peor idea de marketing de la temporada. El embotellador introduce últimamente chistes en las etiquetas de sus botellas, algunos seriamente desafortunados de puro machistas, como el que ilustra este artículo, recogido por la Revista Observador:
En aquella ocasión, ésta fue la respuesta de Lanjarón (¡en un comentario en Menéame):
Desde Lanjarón nos gustaría aclarar que nuestra promoción de verano “Lanjajajarón. Sacia tu risa”, en la que incluimos chistes en las etiquetas de las botellas, en ningún momento fue planteada desde un punto de vista machista u ofensivo. Sin embargo, la visión de la misma a través de los ojos de los usuarios nos mostró –muy a pesar nuestro- que así fue percibida en algunos de los casos. Por ello, el pasado mes de agosto, al detectar esa percepción, se procedió directamente a dar por finalizada la acción, con el fin de no ofender inintencionadamente a nadie.
¿Demasiado machismo o demasiada corrección política?
Visto en Salon y Revista Observador. Articulo original en Telegraph.
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2024-10-04
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