A estas alturas ya todos conocerán la segunda obra maestra de James Dyson, el hombre que se aspira las alfombras sin cambiar la bolsa. Se trata de un ventilador sin aspas, que cuesta como un aire acondicionado (300 $) y cuya tecnología promete multiplicar X15 la potencia de un ventilador normal con un tamaño inferior al convencional.
El invento ha sido alabado en todo el mundo, por su elegante diseño y su ingeniería inteligente. Más que un ventilador, este “multiplicador del aire” trabaja por succión, recogiendo el aire por su base y empujándolo a gran velocidad a través de un anillo, para salir por unas hendiduras laterales a razón de 450 litros por segundo de aire fresco sin interrupciones.
Sin embargo, el ventilador sin aspas de Dyson ya fue inventado por primera vez hace casi 30 años por una empresa japonesa, según los documentos presentados en la Oficina de Propiedad Intelectual.
Los documentos indican que esta empresa japonesa, la Tokio Shibaura Electric, desarrolló una idea casi idéntica de un ventilador de escritorio sin aspas en 1981. Se entiende que nunca llegó a fabricarse, pero los papeles de la Oficina de Propiedad Intelectual indican que Dyson tuvo que volver a presentar su solicitud de patente en todo el mundo el año pasado, después de que distintos organismos declararan que su diseño era muy similar a la invención japonesa (fueron despachados con la siguiente frase “la idea no puede considerarse nueva o no puede considerarse que implica una actividad inventiva”).
Las Patentes expiran después de 20 años, pero incluso después de esa fecha no puede ser presentada por otra persona o empresa a menos que hayan sido modificadas o mejoradas. De hecho, y aunque en Dyson sigue dando por suyo el invento, las solicitudes de patente más recientes de Dyson están aún pendientes y se han modificado para resaltar una característica clave del diseño del multiplicador de aire que lo diferencie del invento japonés: una superficie de efecto Coanda.
El efecto Coanda es un fenómeno de la mecánica de fluídos que hace que éstos tiendan a pegarse a una superficie curva cuanto más viscosos sean. En un símil casero, es el efecto que nos hace desparramar el aceite fuera del bote cuando lo vertemos desde una sartén. En un símil aerodinámico de F1, el efecto Coanda se utiliza para crear flujos de aire que no se despeguen de las superficies, y de esta forma, pueda ser encauzados allí donde se necesite. En la sección de aeronáutica, pregunten por los Microsiervos.
La verdadera aportación de Dyson a esta reinvención del ventilador es, simplemente, haber creado una superficie de salida Coanda para el ventilador japonés. Debido al ángulo de esta superficie, el aire succionado sale con un estallido suave pero vigoroso que cualquier empleado de oficina interpretará con un incremento de potencia, pero no se trata más que un efecto aerodinámico muy fresquito. Blog sobre salud
Gill Smith, el jefe del departamento de patentes de Dyson, no puede ser más claro: “No podemos negar que el ventilador japonés y el nuestro son muy similares. La diferencia es que nosotros hemos pasado muchos años desarrollando la superficie Coanda y la versión japonesa no tiene esta característica”.
“No podemos negar que el ventilador japonés y el nuestro son muy similares. La diferencia es que nosotros hemos pasado muchos años desarrollando la superficie Coanda y la versión japonesa no tiene esta característica”
Contrasta las declaraciones del jefe de patentes de Dyson con la filosofía del propio James Dyson, un emprendedor acostumbrado a modificar sus propias creaciones hasta dar con el modelo perfecto. La historia dice que, desesperado con su aspiradora, James Dyson se armó de piezas de cartón, tijeras de cocina y cinta adhesiva y con esos materiales construyó su primera aspiradora sin bolsa allá por 1978: “fui el único hombre del mundo con una aspiradora sin bolsa”.
A partir de ahí necesitó 5.127 prototipos, 14 años de deudas y múltiples demandas de patentes para conseguir la aspiradora más vendida de los Estados Unidos. Su ventilador revolucionario sólo ha necesitado una docena de prototipos, los suficientes para modificar un modelo ya ideado sobre el papel.
Y ahora lo más curioso. Intenten acortar el nombre de la supuesta inventora, la empresa japonesa Tokyo Shibaura Electric y tendrán un nombre bien conocido: “Toshiba”, compañía que cambió su denominación en 1978 pero cuyo nombre de soltero todavía podría haber perdurado en las solicitudes de patente en el extranjero hasta 1981.
Tokyo Shibaura Electric
Los gerifaltes de Toshiba todavía deben estar secándose sus cabellos con un ventilador Dyson después de que les hayan quitado el invento del año (y, posiblemente, de la década) tras 30 años de desidia. O preparando un buffet frío de abogados para reclamar un modelo que, muy posiblemente, les podría pertenecer…
buffet
Vía telégrafo
El revolucionario ventilador sin aspas de dyson ya fue inventado hace casi 30 años
A estas alturas ya todos conocerán la segunda obra maestra de James Dyson, el hombre que se aspira las alfombras sin cambiar la bolsa. Se trata de un ventilad
comodibujar
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2024-11-04
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