Por chocante que parezca, la odontología callejera –con todas las deficiencias que se puedan imaginar y alguna más– aún es moneda corriente en algunos lugares como India y China, país del que hoy rescatamos la imagen de una especie de poncho-anuncio confeccionado a base de piezas dentales extraídas, que utilizaba un avispado “sacamuelas” del siglo XIX para publicitar sus servicios.
De hecho, la odontología fue una ciencia “amateur” –no hacía falta titulación alguna para practicarla– en todo el mundo hasta mediados del siglo XIX, cuando en los países desarrollados se empezó a normalizar una actividad que es casi tan antigua como el hombre: aunque es de suponer que los homo sapiens se sacaran muelas a pedradas, está documentado que en el año 3.000 a. C. los médicos egipcios ya incrustaban piedras preciosas en los dientes.
Los peligros de la odontología callejera son obvios: un instrumental deficiente, cuando no improvisado, y unas medidas de higiene y profilaxis insuficientes, cuando no nulas.
Una de las técnicas anestésicas más llamativas es inyectar distintos anestésicos en chicles que se consumen instantes antes de realizar el procedimiento. Según afirma Mahender Singh, un indio veterano del oficio con más de 25 años de experiencia, los pacientes suelen desmayarse del dolor “todo el tiempo, aquí en la calle misma”.
Aunque hoy estas prácticas está prácticamente reducidas a países con gran densidad e población y amplios focos de subdesarrollo y pobreza, no está de más recordar que hace tan sólo 150 años estás escenas “dantescas” eran habituales en las calles de la misma España.
Famoso en Bilbao fue un sacamuelas inglés que se hacía llamar Doctor Secuat, y del que cuentan los cronistas de la época:
cuentan los cronistas de la época
“Tenía gran sentido de lo majestuoso, pues desfilaba por la villa en un coche rojo tirado por cuatro caballos y precedido de una charanga. El doctor les hacía extracciones dentales, con prontitud, aseo y sin dolor y a un precio que tampoco causaba dolor. Gentes de pañuelo en el papo acudían a él, extraía un diente o una muela, blandiendo una especie de sacabocados. Actuaba de 10 de la noche a 12, en el solar que hoy ocupa la Sociedad Bilbaína antes del año 1913. A la hora de la extracción, para atenuar y confundir los gritos del paciente, la charanga atacaba con el mayor estrépito la partitura, siempre se hacía acompañar de cuatro músicos” Juguetes educativos
Es de esperar que no lleguemos a tales extremos, pero hoy, a causa de la crisis, cada vez se ven más carteles chapuceros anunciando servicios dentales a precios disparatadamente bajos.
Con información y fotos del Blog de Cesar Estornes de Historia y Deportes, el Conventillo de la Museóloga, New York Times y Wikipedia. Foto también del archivo Foral de la Diputación de Bizkaia.
Blog de Cesar Estornes de Historia y Deportes
El reclamo de un dentista callejero chino, hecho a base de piezas dentales humanas
Por chocante que parezca, la odontología callejera –con todas las deficiencias que se puedan imaginar y alguna más– aún es moneda corriente en algunos l
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2025-01-21
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