El post imposible 2010: las vegas

 

 

 

16:00 horas. Las Vegas, estado de Nevada. El sudor recorre mi frente y cae hasta mis ojos produciéndome un escozor que apenas me permite mantenerlos abiertos. El sol aprieta con ganas y, vigilando desde el cielo, se encarga de que el escaso aire que corre en la puerta del aeropuerto sea lo más parecido al que desprendería un secador de pelo gigante que estuviera apuntando a la ciudad. Menos mal que ha venido a recogerme una limusina gigante al más puro estilo americano. ¿Qué menos no? Yo se lo dije a los de Vodafone: ¿El post imposible? ¿Las Vegas? Claro, claro… Podéis contar conmigo pero a mí en el aeropuerto de Las Vegas me recoge una limusina ¿ok? Joder, ¿quién no ha soñado con llegar a Las Vegas y que le recojan en Limusina? El caso es que netbook y MIFI en mano allí que me recogió mi chofer listo para quemar la ciudad del pecado, la ciudad en la que todo es posible, la ciudad de Elvis, de Frank Sinatra, de las luces, la música y el espectáculo.

 

Por delante, unos de los días más increíbles de mi vida. Toda una ciudad a mis pies, lista para deleitarme con todos y cada uno de sus placeres… ¿Un paseo en góndola? ¿En helicóptero? ¿Casinos? ¿Tiendas?, ¿Desierto? ¿Un tatuaje a manos de Nicole Gutiérrez, una de las mejores tatuadoras del PH de Las Vegas, en el que diga “El Rincón del Publicista? Todo es posible en esta abrumadora ciudad del lejano oeste.

Ya en el aeropuerto me quedé loco cuando vi que ya al salir del túnel para desembarcar del avión te encontrabas con las primeras tragaperras. Joder, acabo de estar viajando 17 horas, sentado en un habitáculo infernal, no se ni si mi maleta ha llegado sana y salva… ¿De verdad piensas que tengo ganas de jugar a unas máquinas?

Me alojaba en el hotel Luxor, ese que hay con forma de pirámide gigante y que está entero decorado como si fuera el antiguo Egipto. Más tarde me contó un piloto de helicóptero que el rayo de luz que sale de la punta de la pirámide se ve desde el espacio y que cuando se va a encender, al caer la noche, tienen que hacer primero una secuencia de luces específica para que los aviones que anden sobrevolando la zona no lo flipen, vaya pasada. En Las Vegas todos los hoteles son temáticos. Réplicas de New York, Paris, Venecia, el circo, la Edad Media… Vayas por donde vayas tus ojos van alucinando en cada esquina y con cada edificio que te encuentras.

El día se presentaba bien y no había hecho nada más que empezar. Lo primero era hacerme con un sombrero de cowboy. Más que mimetizarme con el entorno la idea era hacer un poco el payaso y pasármelo bien. No os hacéis una idea de los personajes que te llegas a encontrar en Las Vegas, un estudio sociológico por aquella zona debe dar algunos resultados asombrosos.

Me dirigía al Venecian, un hotel famoso por ser una réplica de la Venecia más barroca y por tener un canal artificial navegable de más de un kilómetro y medio por el que puedes pasear en góndola mientras el que la controla entona alguna canción típica italiana. Es impresionante. Sobre todo porque parte de este recorrido es por dentro del hotel, bajo techo y con un cielo artificial sobre tu cabeza conseguido de una manera que a veces hasta te hace dudar de que estés al aire libre de verdad, de que aquello no sea el desierto o vete tú a saber… La experiencia fue bonita y relajante.. . Y viene fenomenal después de un largo vuelo, pero esta no es Las Vegas que yo he venido a conocer… Próxima parada el Bellagio.

 

¿Quién no ha soñado alguna vez que revivir la mítica escena de Casino con Robert de Niro en el Bellagio lanzando los dados? Pues allí estaba yo, con un fajo de dólares en la mano y dos horas por delante para dejarme llevar por el lujo, las luces y el colorido de uno de los casinos más famosos del mundo. La verdad es que la sensación es indescriptible. Te ves allí en la mesa, con las manos llenas de fichas, el croupier delante de ti pasándote los dados… Os juro que es de película. Cuando salí por la puerta del hotel (entre nosotros, ahora que no nos lee nadie… Perdí toda la pasta) sonaba una sirena a todo trapo y me dijeron que era la señal de que empezaba el espectáculo de las fuentes del Bellagio. Absolutamente maravilloso. Los chorros de agua saltaban y bailaban al son del himno de Estados Unidos convirtiendo el momento en una experiencia casi mística. Cuando el espectáculo acuático llegó a su fin la multitud allí congregada al toque de la sirena se deshizo en aplausos. No es para menos, os doy mi palabra.

Se acercaba la hora de comer y había quedado con un hispano que tenía un negocio de alquiler de coches clásicos americanos al oeste de la ciudad. Hay mogollón de tiendas en las vegas para alquilar Ferraris, Lamborginis, porsches… Pero alquilar un clásico no es tarea fácil. Después de dar muchas vueltas había dado con este tipo que me aseguraba poder alquilarme unas horas un Pontiac GTO del 65. Joder, la de veces que he conducido este coche cuando era más pequeño y jugaba a los videojuegos. Pues ahora lo tenía delante de mí. Amarillo, Descapotable: diciendo “condúceme por favor” Comprar freidoras baratas para casa e industriales

Su presencia es imponente y su sonido es casi música celestial. Después de casi una hora y media de papeleos con el hispano me subí al coche, cogí el boulevard de Las Vegas y me encaminé hacia otro de los sitios que me apetecía un montón visitar: El Desierto. El aire golpeaba mis mejillas mientras me adentraba en la típica carretera que todos hemos visto en las pelis, con las rayas pintadas en amarillo, rectas e infinitas alcanzando hasta donde te alcanza la vista. Doy fe de que esas carreteras existen. Fue un viaje espectacular, lleno de sensaciones increíbles que me hizo disfrutar como a un niño pequeño. ¿Un Pontiac GTO del 65? Objetivo cumplido.

Llega la hora de comer y donde mejor para hacerlo que en el casino Aries, lugar en el que después de comer tenía reservada una entrada para el espectáculo de Elvis de Cirque de Soleil. Dos horas de saltos, piruetas y filigranas imposibles al ritmo de Elvis Preley (personaje con el que me encontré en la calle y con el que estuve moviendo las caderas, bueno uno que se le parecía mucho, os lo juro, podéis verlo en el vídeo). Fue maravilloso. Creo que estuve bastante listo con el lugar en el que elegía la comida… ;)

Con la tripa llena era el momento de afrontar una tarde que venía cargada de emociones. Primera parada el PH de Las Vegas, uno de los centros comerciales / casino más cool de la ciudad donde tenía una cita ineludible con el destino. Allí me esperaba Nicole Gutiérrez, una de las mejores tatuadoras de la zona y experta en dibujos tipográficos, que con los bocetos en mano se disponía a tatuarme el antebrazo derecho desde la muñeca hasta casi prácticamente el codo. Había estado probando formas y maneras hasta dar justo con lo que yo le había pedido. Me puso el calco y el sudor me empezó a caer por la espalda. Había llegado la hora, había llegado el momento… La aguja empezó a clavarse haciendo su trabajo mientras en mi brazo se podía leer en bonitas y flamantes letras: “El Rincón del Publicista”. La pasión llevada al extremo, la enajenación mental transitoria elevada a forma de vida y de expresión. “El Rincón del Publicista”… Que bonitas palabras que me llevan acompañando durante años y ahora me acompañaran de por vida, escritas a sangre y tinta en mi brazo y a fuego en mi corazón.

Estaba medio mareado pero en Las Vegas si te paras te mueres. O te mata el calor, o te matan los repartidores de tarjetas de señoritas, o el del agua a 1 dólar… en fin. Cogí mi despampanante GTO amarillo, le quité la capota, le eché un vistazo a mi nuevo y flamante tatuaje y me largue para el helipuerto en el que había quedado con un piloto de Maverick. Estaba atardeciendo, la luz invitaba a tener una perspectiva diferente de la ciudad y que mejor que desde el aire. Las luces de la ciudad empezaban a iluminarse, en mi rostro se reflejaba la emoción de haber vivido uno de los días más apasionantes de mi vida. Un torrente de sensaciones y sentimientos que difícilmente olvidaré jamás. El espectáculo que se observaba desde el helicóptero invitaba a relajarse y simplemente dejarse llevar… Observas la grandeza de Las vegas en todo su esplendor y casi no puedes articular palabra.

Quedaba poco por hacer, la noche había invadido las calles y sólo quedaba darse unas vueltas por el boulevard para despedirse de la ciudad mágica, la ciudad del pecado, de la cara y la cruz, donde la fortuna y la desdicha caminan todos los días por las calles juntas de la mano. 24 horas de locura, 24 horas de luces, colores y un mundo de cartón piedra que hace deleitarse a tus sentidos… Y todo este tiempo sin perder la conexión. Mi Twitter ha echado humo, mi Facebook no se ha quedado atrás, todos mis amigos han formado de alguna manera parte de este loco viaje gracias a mi conexión.

Fotos del viaje: https://www.youtube.com/watch?v=5_INcLt71OU

https://www.youtube.com/watch?v=5_INcLt71OU

El vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=5_INcLt71OU

https://www.youtube.com/watch?v=5_INcLt71OU

Otro postimposible by Javier Píriz

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El post imposible 2010: las vegas

16:00 horas. Las Vegas, estado de Nevada. El sudor recorre mi frente y cae hasta mis ojos produciéndome un escozor que apenas me permite mantenerlos abiertos.

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2025-01-04

 

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