El marketing de oz

 

 

 

Nuestra marca es como Dorothy, con sus chapínes de rubíes. Hemos de sacarla del mundo gris en el que vive, y hacerle recorrer un camino de baldosas de oro que la lleve a un mundo mágico, que es el éxito. Al principio será difícil, como cuando el tornado absorbe la casa de la pequeña Dorotea y la vuelve del revés, llevándola muy lejos. Pero cuando empiece su aventura, pronto la rodearán miles, millones de enanitos, que la acompañarán cantando felices a su lado y será más fácil. Serán sus fans.

Claro, que también se encontrará con la malvada bruja del Este, que intentará evitarlo, pero no lo conseguirá si caminamos junto a los tres amigos de nuestra marca y buscamos lo que les falta a cada uno…

 

Hace mucho tiempo que la publicidad abandonó los códigos racionales, salvo en los casos en los que no hay más remedio o hace falta argumentar expresamente valores objetivos, y se volcó en ganarse a los clientes por su lado emocional. Unas veces, como en el caso de los perfumes, la mera expresión artística conceptual que enamore por la belleza o el estilismo. Y otras veces por la proyección de sentimientos y estado de ánimo con los que empatizar a la audiencia.

Pero emociones al fin y al cabo, corazón. Emocionar hasta el extremo de enamorar y lograr el famoso engagement. Y no, no hablo de social media, que parece que lo ha inventado todo. Hablo de publicidad pura y dura en cualquier soporte, incluido el smm. Comunicación comercial dirigida a las personas. Aunque ahora, si queremos que los clientes se conviertan en nuestros aliados y apóstoles, tendremos que enamorarles de verdad para que vayan presumiendo. Que se casen con nosotros y que inviten a todos a la boda, enviando las invitaciones con sus “me gusta” en redes sociales.

Es difícil enamorar a alguien sin llamar su atención. Si quieres ganártela tendrás que dar el primer paso, vestir bien, quizá diferente… cambiar de peinado, levantar la mano para hablar… Si no te mueves, no te ven. Son contadisimos los casos de marcas que, sin publicidad o marketing, llegan a algo. Cuando sucede así, es porque el producto es realmente bueno, único o simplemente has tenido suerte.

Pero para el resto de los mortales, es necesario atreverse. El valor en publicidad no es necesariamente locura, y menos aún irracional. Puede ser atreverse a invertir el presupuesto adecuado, elegir el medio oportuno, o apostar por una creatividad especial. Hay muchos niveles de riesgo y valor. Dependerá de tu mercado, de tu competencia, de tu producto… Unas veces, simplemente por invertir en marketing tendrás resultados, otras, tendrás que jugar duro, pero siempre, necesitarás valor para tomar decisiones. El que no arriesga no gana. Fotos Porno y actrices porno

La inteligencia lo es todo. El marketing no es cosa de boxeadores sonados, golpeando hasta caer o hacer caer K.O. Es más bien estrategia de ajedrez. Saber mover las fichas adecuadas reservando las otras. Estudiar cada movimiento propio y el del contrario por si hay que cambiarlo. Ninguna marca se forja sin una estrategia a largo plazo. Hay que emocionar pero sin engañar, y siendo conscientes de lo que prometemos. Y a quién se lo prometemos. Hay que tener valor, pero con un objetivo y sin poner en riesgo nuestra vida de marca, nuestro prestigio o nuestra rentabilidad. Hay que saber nadar y guardar la ropa. Y todo ello, se logra con otra de las tendencias actuales en marketing, que son los departamentos de “Intelligence”, que se dedican por igual a investigar e innovar.

 Pero si conoces la historia, recordarás que la clave de todo estaba en los chapines de rubí. La bruja buena del Oeste se los entrega a Dorothy, y le dice que no se los quite nunca. Esos zapatos rojos, son lo más valioso, porque son lo que la hacen diferente. Es el espíritu de su marca, su personalidad única. Su branding. Cuando necesita lograr su objetivo, Dorothy golpea sus tacones uno contra el otro. Activa su branding, y lo consigue. ¿Tiene tu marca unos chapines de rubíes, o está en zapatillas de andar por casa? 

Aquel ser misterioso y todopoderoso que parecía dirigir todo desde un lugar inaccesible. ¿No sería una metáfora del mercado? Eso que nos obliga a comportarnos como a él le parece “porque siempre se han hecho así las cosas” o “porque yo lo mando”… Pues incluso al poderoso Mago de Oz, Dorothy con sus chapines, logra derrotarle y desenmascararle. Y si recordáis lo que ocurre en el cuento, una vez que el Mago es descubierto, quien queda al mando de Oz son el León, el Robot y el Espantapájaros. Porque con valor, cabeza y corazón, puedes lograrlo. Llegarás al tesoro que hay debajo del arco iris.

La canción siempre es la misma, aunque cambien las versiones con los tiempos.

 

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Nuestra marca es como Dorothy, con sus chapínes de rubíes. Hemos de sacarla del mundo gris en el que vive, y hacerle recorrer un camino de baldosas de oro qu

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2024-11-01

 

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