Planisferio de Cantino (1502).
Planisferio de Cantino (1502).
Es bien conocido el reparto de África que hicieron los europeos en la Conferencia de Berlín (1883), que dejó el mapa del continente como una partida de Tetris, trazando con escuadra y cartabón fronteras que partían zonas tribales y soslayaban los accidentes naturales. Sin embargo, con cuatro siglos de anticipación respecto a sus vecinos dos pequeños países en una remota península europea se atrevieron a dividir el nuevo mundo conocido en un solo trazo: de la raya hacia el oeste sería para España y de allí hacia el este, para Portugal. Aquella línea vertical explica la presencia de una país lusohablante como Brasil en un continente completamente hispanoparlante.
El Tratado de Tordesillas se firmó en 1494 en aquella ciudad vallisoletana, pero hunde sus raíces varias décadas atrás, antes del descubrimiento de América, cuando España y Portugal se disputaban la hegemonía en las islas del Atlántico: Madeira, las Azores, Cabo Verde y las Canarias. El hallazgo de tierra firme por parte de Colón en el lejano oeste trastocó el acuerdo entre ambas potencias. De hecho, aquellas tierras deberían corresponder a Portugal, tal y como reclamó Juan II en cuanto conoció la buena nueva por parte del propio Colón, que hizo escala en Lisboa a la vuelta de su primer viaje “a las Indias”.
Ante la disputa, los monarcas solicitaron el arbitraje papal (con trampa española: el papa Alejandro VI era un Borgia, familiar por tanto del rey de Aragón). El Tratado de Tordesillas estableció la línea de demarcación a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, a 46º 37’ de longitud, más o menos a la altura de la ciudad de Sao Paulo. De allí hacia el oeste toda tierra emergida era propiedad de los Reyes Católicos. Hacia el este, de Portugal. Juguetes educativos
De haberse cumplido el tratado, Brasil tendría hoy una superficie similar a la de Argentina y en toda la cuenca amazónica se hablaría español (amén de las lenguas indígenas). No obstante, y comparado con el acuerdo original en el que todo el nuevo mundo debía ser portugués los españoles salieron beneficiados, de modo que la línea se fue desplazando hacia el oeste a medida que las mediciones del perímetro de la Tierra se fueron haciendo más precisas. Por otro lado, el Tratado perdió su vigencia durante los 60 años en los que Castilla y Portugal fueron un solo país bajo un mismo monarca (1580-1640).
Además de bregar con los españoles en medición y cartografía los portugueses jugaron la baza de los hechos consumados: los conquistadores lusos fueron ocupando nuevos territorios más allá de la línea trazada en Tordesillas, aprovechando la imprecisión de los instrumentos de la época. El mapa definitivo quedó trazado en el Tratado de Madrid (1750), que anulaba el de Tordesillas y daba carta de naturaleza a las conquistas de los súbditos portugueses a lo largo de las cuencas del Amazonas y el Orinoco.
Aquella línea arbitraria trazada sobre un mapamundi explica por qué hoy al lado derecho de la raya se hable portugués y se coman salgados y al otro hablen castellano entre arepa y arepa.
El día que españa y portugal se repartieron El (nuevo) mundo
Es bien conocido el reparto de África que hicieron los europeos en la Conferencia de Berlín (1883), que dejó el mapa del continente como una partida de Tetr
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2025-01-09
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