¿Puede estar la salvación económica del cine en el uso de móviles en las salas? En China piensan que sí, y han comenzado a apostar por un sistema que permite ver los mensajes de los espectadores en la misma pantalla donde se proyecta la película. Lo que para los jóvenes enganchados a su ‘smartphone’ y a las redes sociales puede ser un aliciente para ir al cine, para los espectadores de toda la vida puede ser la enésima forma de que alguien les fastidie la experiencia.
mensajes de los espectadores en la misma pantalla donde se proyecta la película
Ir al cine cada vez es más complicado, por el alto precio de las entradas y también por lo molestos que pueden resultar algunos compañeros de butaca. Lo cierto es que con el paso del tiempo se modernizan las técnicas para incordiar al prójimo, pero sin dejar de lado las más clásicas. Aquí van diez comportamientos molestísimos, pero no por ello poco frecuentes, en las salas de cine.
Sistema ‘bullet screen’, lo último para tocarte las narices
Su nombre lo dice todo: ‘pantalla de balas’. Consiste en que los mensajes de los espectadores aparezcan impresos sobre la pantalla del cine. Sí, sobre la pantalla. Por surrealista que parezca. Las imágenes de la película van quedando ocultas progresivamente bajo los mensajes de texto. Cuantos más mensajes, menos se ve. Por si fuera poco, si los usuarios se están quedando sin batería pueden enviar un mensaje con su número de butaca para que el acomodador les facilite un cargador portátil.
Lo malo: leer tonterías en la pantalla del tipo ‘”Ola ke ase?”, mensajes para ligar, supuestos chistes que no tienen gracia…
Lo peor: que alguien con mala leche suelte ‘spoilers’ de la película y fastidie a todo el respetable.
Este invento japonés se ha probado en China y ha gustado a un tercio de los espectadores. ¿Se exportará a Europa? Esperamos que no.
ha gustado a un tercio de los espectadores
No puedo vivir sin las redes sociales
Algunas personas están tan enganchadas al móvil que no pueden aguantar ni dos horas sin su droga tecnológica, ya sea WhatsApp, Telegram, Line, Facebook, Twitter… El brillo de la pantalla, que siempre llevan a tope, molesta a los espectadores de alrededor y también a los que están más lejos. Y eso a pesar de que hay sistemas para molestar menos oscureciendo la pantalla. Quienes se sientan al lado sufren el doble por el vibrador del móvil porque, amables ellos, estos yonkis de las redes sociales lo han silenciado pero no del todo. Incluso una celebridad como Madonna fue vetada en los cines por usar su ‘smartphone’.
Madonna fue vetada en los cines
El maldito puntero láser
Pocos espectadores en los cines conocerán a Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), pero este ingeniero e inventor español es el causante involuntario de una moda molesta como ella sola: la del puntero láser sobre la pantalla. El puntero proyectable que ideó este cántabro con fines pedagógicos es usado ahora por niños y no tan niños para sacar su lado graciosete y poner un punto rojo o verde en la pantalla. Preferiblemente sobre los rostros de los actores o realizando dibujos cómicos con él como bigotes o cosas más zafias. En los cines de verano es una auténtica plaga.
La consola como método para superar el aburrimiento
Cuando la película es un bodrio, los espectadores más pacientes hacen de tripas corazón y aguantan por educación por si al final hay algo salvable que merezca la pena. Otros se ven superados por las circunstancias y abandonan la sala antes echando pestes en silencio (o no) contra el que les convenció de ver esa tortura china. Hay un tercer tipo que recurre a la videoconsola portátil para hacer más llevadera la sesión, y que han llevado consigo porque son tan previsores como inoportunos. Esto provoca la alegría de quienes les rodean, ya que la luz es todavía más molesta que la de un ‘smartphone’. Un festival de luces de colores, a veces acompañado de efectos sonoros.
Coger el teléfono y hablar por él sin ponerse colorado
A casi todo el mundo se le ha olvidado alguna vez silenciar el móvil en el cine. Si detiene la llamada pronto, recibirá algunas críticas y algunos espectadores le chistarán. Es frecuente que el teléfono le suene a la persona más torpe para apagarlo, pero peor aún es que haya quienes responden la llamada. ¡Con un par! Su actitud despierta los peores instintos de sus víctimas y encima se ponen bordes cuando les llaman la atención. El resto del público tiene que armarse de paciencia aunque lo que más les apetezca sea usar un arma.
Comer y beber como si no hubiera mañana
El gran negocio de los cines está en las palomitas y los refrescos, así que no van a desaparecer. En sí no son malos, porque se puede comer sin parecer un pariente del valiente y rosado Babe y también beber sin hacer ruido con la pajita. Lo malo es que algunas personas no tienen modales o inteligencia para hacerlo. El ruido puede llegar a ser desquiciante y lo peor es que con la ampliación del menú ahora te pueden dar la película con nachos, perritos calientes… Que no se escape el sentido del olfato a las torturas que se pueden sufrir en un cine.
El silencio, ese gran incomprendido
La teoría dice que al cine va uno a ver una película en silencio. Vale, que levante la mano quien no haya hecho nunca un comentario durante una película. En bajito y al oído tiene un pase. Sin embargo, hay gente que se dedica a comentar el largometraje con su compañero sin bajar la voz, o a preguntarle continuas dudas o a aventurar hipótesis que a veces resultan acertadas. Quienes asisten a estas situaciones recurren al clásico “sshhh”, pero en realidad quieren emular al padre del rey Felipe VI ante el difunto Hugo Chávez. Y a veces lo hacen. Partyflauta: Partituras para flauta dulce
emular al padre del rey Felipe VI ante el difunto Hugo Chávez
Que venga Herodes a por ese niño
El cine es una actividad que no está hecha para todos los públicos aunque la calificación por edades de algunas películas diga lo contrario. Ver una película con niños cerca puede sacar de sus casillas incluso a un monje tibetano. Comentarios en alto, lloros, carreritas por los pasillos… Es increíble la vitalidad que tienen esos ‘tiernos’ infantes. Lo peor es comprobar como sus padres, acostumbrados o resignados, pasan de regañarles. Si la sala no está muy llena, es conveniente alejarse el máximo posible. Y recordar que arrojar a un niño por las escaleras no está permitido por la ley, aparte de ser una barbaridad.
arrojar a un niño por las escaleras no está permitido
Risas y gritos descontrolados
Cada uno tiene una risa. Es inevitable. Si te toca al lado de un espectador con una de las llamadas contagiosas, mala suerte. Prepárate que vienen curvas. Peor será si encima se ríe en momentos poco oportunos como una muerte o una situación dramática. Pocas cosas hay que saquen más de una película. Mención aparte merecen los gritos en las películas de terror. Hay aullidos en momentos de auténticos sustos que hacen gracia, e incluso aportan ambiente, pero algunas personas tienen la mala costumbre de gritar cada dos por tres ante la simple posibilidad de que pase algo terrorífico en el filme.
La puntualidad es una virtud
Perderse el inicio de la película por llegar tarde es un fastidio; perdérselo porque no paran de pasar sombras por delante es una faena. Pero así se sienten quienes sí han sido puntuales y ven cómo otros espectadores acceden a la sala cinco o diez minutos tarde. A la molestia visual por tapar la imagen y llevar la luz del móvil encendida para ver los números de las filas se une otra molestia física: los pisotones están asegurados si te toca en su fila, o las patadas en el asiento si los tardones se sientan justo detrás. En ocasiones, la culpa es de los propios cines por abrir tarde las salas, consecuencia inmediata de la inmediatez de sesiones.
¿Cuál será la siguiente moda que resulte molesta en el cine? ¿Superará a la ‘bullet screen’? El listón ha quedado muy alto, pero nada parece imposible desde que los móviles llegaron a nuestras vidas.
Con información del New York Times, ABC, escuelaiphone, Europa Press, Wikipedia y MálagaHoy
Con información del New York Times, ABC, escuelaiphone, Europa Press, Wikipedia y MálagaHoy
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Proyectar mensajes en la pantalla y otras formas de fastidiar una película en el cine
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2024-11-01
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