Estamos en época de encendidos debates sobre casi cualquier tema. Es lo que tiene poder expresarse libremente en internet gracias a las redes sociales, blogs y cualquier otro soporte generado o accesible para el usuario. Ya todos tenemos voz y voto y podemos defender nuestras ideas en público, y según como lo hagamos, tener verdadero eco.
Así que entre la facilidad y la rapidez con la que es posible opinar, podemos leer infinidad de afirmaciones absolutas en las que su autor no parece albergar la más mínima duda de estar en lo cierto. Hoy mismo, leyendo los comentarios sobre una noticia en un periódico online veo uno que describe muy bien esta situación. El lector escribe sobre el comentario de otro lector, en estos términos:
#15 “El que critique esta decisión o es bobo o es un hipócrita”… o quiza no sea bobo e hipocrita, sino que simplemente no piensa como usted ¿No sera usted el bobo y el hipocrita?
#15 “El que critique esta decisión o es bobo o es un hipócrita”… o quiza no sea bobo e hipocrita, sino que simplemente no piensa como usted ¿No sera usted el bobo y el hipocrita?
Para aquellos que siempre quieren tener la razón, les recomiendo que antes de estar seguros de algo, lo pongan en duda. Es mi particular visión de la frase “el beneficio de la duda”, porque creo firmemente que la única manera de llegar a una conclusión certera es desde la duda.
Una de las razones por las que mis post personales tienden a ser largos y densos, es precisamente que no soy capaz de realizar afirmaciones tajantes sin ampliar la visión general desde muchas perspectivas y tener en cuenta las posibles alternativas, hasta el punto de haber llegado a la conclusión de que no existen verdades absolutas, y al mismo tiempo, la verdad absoluta estaría formada por muchas verdades parciales, como decía Ortega y Gasset, desde su perspectivismo :
“La verdad absoluta, omnímoda, es la suma de las perspectivas individuales, que, por eso mismo, son verdaderas parcialmente.”
“La verdad absoluta, omnímoda, es la suma de las perspectivas individuales, que, por eso mismo, son verdaderas parcialmente.”
La capacidad de dudar permite a la sociedad avanzar aún más rápido en su progreso. La búsqueda de soluciones, en la empresa o en la vida social y personal, parte de una duda. Dudamos de si se podrá hacer de otra forma. Dudamos de por qué son las cosas como son. Dudamos de si tenemos razón en lo que pensamos y creemos, y eso nos hace buscar las soluciones.
Aristóteles creía que “El ignorante afirma; el sabio duda y reflexiona.” y Descartes en “La duda sistemática como principio del conocimiento”. Borges llegaba aún más lejos: “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”. Sin embargo, aún quedan muchos que se creen más sabios por estar totalmente seguros de algo.
“El ignorante afirma; el sabio duda y reflexiona.”
“La duda sistemática como principio del conocimiento”.
“La duda es uno de los nombres de la inteligencia”.
La duda por otra parte, permite otra gran actitud ante la vida, que es la capacidad de rectificación. Si difícil es tener siempre la razón, lo normal será tener que reconocerlo alguna vez. Y eso, también te hace más sabio. Porque descubrir un error, es aprender algo nuevo, es tener más información de las cosas y es saber aprovecharlo en tu favor. Creo que es enormemente tranquilizador descubrir que nos hemos equivocado, porque es el primer paso para dejar de hacerlo. Si David nos hablaba el otro día de las ventajas del fracaso, los errores corregidos son los que nos van perfeccionando día a día. El mismísimo Buda en su camino al nirvana de la perfección recomendaba “Duda de todo. Encuentra tu propia luz.”
“Duda de todo. Encuentra tu propia luz.”
La duda, además, tiene mucho que ver con otra actitud positiva frente a la vida: la empatía. Sólo dudando de nosotros mismos, de nuestras posiciones y creencias personales podemos tratar de entender los motivos del contrario. Y aunque es bueno mostrarse firme en nuestras convicciones, siempre resulta más fácil empatizar y confiar en alguien que no defiende sus posturas con absolutismo y cerrazón que en quien desde su certeza y falta de duda nos impone su postura. ¿Imaginas cuántos conflictos se evitarían simplemente dudando? Dudar de los verdaderos motivos del otro. De las opciones o alternativas que tiene. De las razones que yo mismo le he dado…dudar en definitiva de si no tendrá él toda o parte de la razón.
Permíteme el juego de palabras fácil para recomendarte que no dudes nunca dudar de todo. Muchos de los problemas que crees irresolubles, muchas de las decisiones que tienes que tomar, dependen de que dudes de tus planteamientos y los revises de vez en cuando. Cierro este post con una última cita, del filósofo, matemático y escritor inglés Bertand Russell:
“En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras.”
“En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras.”
El beneficio de la duda
Estamos en época de encendidos debates sobre casi cualquier tema. Es lo que tiene poder expresarse libremente en internet gracias a las redes sociales, blogs
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2025-01-19
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