Códigos de realidad

 

 

 

Hubo una época en la que decidí partir mi identidad en dos, sin un objetivo concreto, simplemente para jugar a ver qué pasaba. Durante un año, parte de mi se llamó Dwait L. Junk III. Como la mayor parte del mundo no me conoce en persona, probé suerte a ver qué pasaba si me ponía el apellido de un fundador ficticio de una de mis compañías, el judío letón Arteas Junk. Fundé Junk and Beliavsky, en el año 1999 con un socio genial que también cambió su nombre y que me consta que a día de hoy lo sigue usando, el señor Erre de Ne. ¿No es la vida un sueño? Pues adelante. La chica de producción dejó de llamarse Eva y pasó a llamase Nikki Schieler como aquella playmate del año 97. Tal vez fuera una premonición, pero hoy trabaja haciendo espectáculos eróticos, que yo, juro que no he visto, pero que me han contado que son de cierta calidad. No hubo que hacer muchos más cambios, solo éramos tres. Las tarjetas de visita con nuestros nuevos nombres y a funcionar. Lo demás, freelances y proveedores. Así mi vida, en aquella época, se dividía entre socio serio de Teknoland durante unas horas y falso hijo de dueño de productora Letona otras tantas.

 

playmate del año 97

espectáculos eróticos

Como en nuestra cara y en nuestro trabajo se adivinaba la buena fe, a este juego de presunción de realidad jugaron todos aquellos con los que trabajamos. Clientes y proveedores. Erre y Dwait por el mundo vendiendo series y documentales.

Me gusta retorcer la realidad como cuando escurres una toalla mojada. De mi obsesión por tratar de cambiarla nacen estos experimentos, muchos buenos y muchos malos. De mi dificultad por tratar de entenderla es de donde saco energía para tratar de criticarla. Y de la capacidad de criticarla es de donde yo creo que se pueden sacar algunas ideas para ser libre y reinventarla. Jugué mucho tiempo a usar esa presunción de realidad como algo que diera forma al contenido creado. Era bastante lógico que Erre y yo acabáramos rodando ese verano un falso documental. El nuestro unía a David Koresh, aquel de la masacre de Waco, Texas, a Dios, a los extraterrestres y a los grandes laboratorios farmacéuticos en una conspiración por apoderarse de un ingrediente con el que controlar el mundo.

David Koresh

Dejadme que hile esta pequeña historia con otra.

La primera vez que vi “Hurdes, tierra sin pan” reconozco que me impresionó, pero puedo decir que me impresionó más cuando me enteré de que parte de esa película documental era mentira. La cabra que se despeña por el precipicio la debió matar con una escopeta el mismo Buñuel o su amigo Ramón Acín y al burro comido por las abejas lo debieron atar y matar entre los dos. Tenía ventiún años cuando me lo contaron y el concepto me acompaña desde entonces. “This is Spinal Tab”, “Dark side of the Moon”, “Blair Wicth Proyect”, “La guerra de los Mundos” y tantos otros proyectos creativos anclados en esa idea. Gracias a la visión de unos pocos-geniales descubrí una herramienta para defenderme del ataque de los vendedores de información veraz o de conceptos basados en esa idea. Desde entonces trato de abstraerme de cualquier cosa que se me presenta como información real. En casi cualquier advertencia que nos llega desde cualquier medio hay una parte (a veces una gran parte) de manipulación o de sugestión. No pienses sólo en un medio de comunicación, piensa en general. Sabrías diferenciar entre una tarjeta de un banquero de inversión suizo y la de un taller de mecánica de un solo vistazo, ¿verdad? ¿Y entre un envase de un medicamento o un envase de una colonia? Todo tiene su código de realidad. Puedo hacerte creer con un traje y un corte de pelo determinados que soy un financiero serio, o que soy un creativo loco. McLuhan lo decía “El medio es el mensaje”.

 

“Hurdes, tierra sin pan”

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Ramón Acín

“This is Spinal Tab”

Dark side of the Moon

Blair Wicth Proyect

La guerra de los Mundos

McLuhan

“El medio es el mensaje”

Como casi siempre recibimos la información desde fuera, los que nos la suministran, han aprendido a apelar a las emociones mas difíciles de controlar para llamar nuestra atención. Hoy es más sencillo que nunca, basta con recurrir a nuestras emociones más ingobernables, miedos, angustias, egos, deseos: “la fibra sensible”, y disfrazarlos con el código de realidad determinado para la ocasión. En el camino, hemos aparcado nuestra capacidad de analizar lo que estamos recibiendo, la información pura, y delegamos esa responsabilidad en otros que presumimos sinceros y que son precisamente aquellos que nos la envían.

“Nunca encontrarás al amor verdadero” o “el amor verdadero te está esperando”. “No vas a encontrar trabajo” o “si quieres puedes trabajar, es cuestión de ganas”. “Nunca tendrás tu propia casa” o “todos hemos pasado por eso y al final se consigue…” De una forma u otra hemos seleccionado una serie de emisores que nos dan la información como se da comida a los pollos. Por eso casi todo el mundo se indigna leyendo los titulares de un periódico: los redactores ya saben qué palabras usar para provocar una reacción en una persona que de antemano está predispuesta a emocionarse (alegrarse, frustrarse, enfadarse..). Saben que un porcentaje alto sólo leerá esos titulares y el resto no verificará la información que recibe o la contrastará con otros medios. ¿Para qué iban a hacer eso? Como leí una vez “el lector puede ser inculto pero no idiota, antes de cambiar de forma de pensar cambia de periódico…”.

 

Así que en realidad, la información ya no es poder. Es la forma de la información lo que es poder. Poder por parte de los emisores para mantener a sus clientes en una sociedad que saben muy “vaga” para eso de ser críticos con lo que se les ofrece. Y lo peor, es que convencidos de eso, muchos emprendedores buscan exclusivamente la forma de contentar a ese auditorio y por lo tanto buscan siempre en el mismo sitio y encuentran las mismas soluciones. Para mi, emprender es algo más y pasa por separar lo que es importante de lo que es el envoltorio. El éxito exige el valor de mirar más allá, utilizar otros parámetros de evaluación, atreverse a sacar a tus consumidores del entumecimiento interpretativo al que se han dejado llevar y del que, en muchas más ocasiones de las que pensamos, están deseando salir.

La capacidad crítica es una herramienta única para hacer que las cosas cambien y evolucionen. Aquel Junk and Beliavsky fue una locura, sin duda. Quien me iba a decir a mi que años después, cuando Erre ya no estaba conmigo y tras un cambio de nombre en el notario, esa compañía, que paso a llamarse Zinkia Entertainment, me iba a devolver tanto, por el riesgo de atreverme a mirar las cosas de otra manera.

Zinkia Entertainment

twitter.com/DavidCantolla

twitter.com/DavidCantolla

*Estos son dos geniales ejemplos. El primero un re-cut (un re-montaje). Cambias los planos, el ritmo, cambias el audio… y lo que nos cuentan se vuelve oscuro o brillante. El segundo una explicación visual de lo importante que es la forma en el mensaje.

*Estos son dos geniales ejemplos. El primero un re-cut (un re-montaje). Cambias los planos, el ritmo, cambias el audio… y lo que nos cuentan se vuelve oscuro o brillante. El segundo una explicación visual de lo importante que es la forma en el mensaje.

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Códigos de realidad

Hubo una época en la que decidí partir mi identidad en dos, sin un objetivo concreto, simplemente para jugar a ver qué pasaba. Durante un año, parte de mi

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2025-01-11

 

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