Ya sea con motivo de la despedida de soltero de un amigo, en el reencuentro veraniego con algunos colegas o, por qué no, por puro divertimento, raro es quien no ha probado el ‘paintball’ en España. Si cuando éramos pequeños cualquier película de guerra en la televisión se convertía en la excusa perfecta para imitar a los soldados en el parque del barrio, con algunos años más no perdemos la oportunidad de correr de trinchera en trinchera para no acabar pringados de pintura y, de paso, con algún que otro moratón.
Casi con total seguridad, después de la batalla, la mente más inquieta de la cuadrilla hizo acto de presencia. Una vez despojados de los diferentes elementos que componen el equipo, descargadas las armas y disfrutando entre risas de lo que dio de sí el enfrentamiento, alguien preguntó: “¿quién fue el genio que inventó esto del ‘paintball’?”.
Todo comenzó como un reto. A principios de la década de 1980, Hayes Noel, un bróker de la Bolsa de Nueva York, y su amigo Charles Gaines, escritor y culturista, debatieron en torno al instinto de supervivencia. Ambos se preguntaban quién lograría sobrevivir durante más tiempo y con mayores garantias en caso de que todo lo que conociésemos tocase a su fin: ¿un ciudadano cosmopolita aclimatado a las comodidades de la ciudad o un tipo que vivía la mayor parte de sus días en contacto con la naturaleza?
Tenían el tiempo libre necesario para comprobarlo. Lo primero que necesitaban era hacerse con las armas necesarias para, sin lastimarse, poder demostrar quien tenía más maña a la hora de presionar el gatillo. Así entendían ellos la supervivencia. Tras una jornada de pesca, un amigo de ambos les mostró un catálogo de productos agrícolas donde aparecía la Nel-Spot 007, un arma de aire comprimido que vendía la empresa Nelson Paint y cuya munición no era otra que bolas de gelatina rellenas con pintura a base de aceite.
El fin para el que fue creado este artilugio nada tenía que ver con la prueba a la que lo sometieron Noel y Gaines, ya que servía para marcar ganado y árboles. El primer intento de ‘paintball’ no fue otro que batirse en un duelo a 20 pasos. Como antaño, debían de caminar dicho número de pasos dándose la espalda, girarse y disparar. Aunque poco tenía esto de supervivencia, el ensayo les resultó tan gratificante que, algunos días después, convocaron a nueve amigos más para jugar.
Junto a su colega Bob Gurnsey, elaboraron las primera reglas del juego, para que el 27 de junio de 1981, en la localidad de Henniker, se pudiera disputar la primera partida de ‘paintball’ tal como lo conocemos hoy en día. Doce hombres armados con su Nel-Spot 007, vestidos con uniformes de camuflaje y con el equipamiento necesario para que nadie resultara herido, se retaron en un terreno de más de 30 hectáreas. El objetivo no era otro que hacerse con las banderas situadas en cada una de los puestos que se encontraban dispersos por todo el campo de combate, sin recibir ningún disparo en el camino.
Fue Ritchie White quien se hizo con la victoria. Este ingeniero forestal, más que acostumbrado a moverse por los recovecos de la naturaleza, no tuvo que disparar su arma una sola vez. Como era de esperar, quienes más habían convivido con la naturaleza más habían desarrollado su institos de supervivencia. Con esto comprobado, Noel y Gaines podían dar por concluido su experimento. Pero claro, la situación se les escapó de las manos.
Cuando se enteraron diferentes medios de comunicación, los creadores del juego fueron bombardeados a preguntas por todos aquellos que querían jugar. Tal fue el interés que Gaines, Noel y Gurnsey fundaron su propia compañía, National Survival Game, y se hicieron con la licencia de la compañía Nelson Paint para utilizar su Nel-Spot 007 en otros menesteres que no fueran las actividades agrícolas para las que había sido concebida.
A partir de ahí, ya conocemos la historia. Divesas compañías, que supieron estar ágiles para subirse a la ola de ‘paintball’, comenzaron a crear armas y munición adecuadas para la práctica de este pasatiempo. Luego llegaron los torneos nacionales a Estados Unidos, el salto a Europa y la incorporación de esta técnica al entrenamiento de las tropas de combate de diferentes ejércitos. Podríamos decir que, incluso, acabó por convertirse en un deporte de masas, ya que en Estados Unidos lo practican má de 15 millones de personas. Si Noel y Gaines hubieran imaginado que tantos se apuntarían a la moda batirse el cobre, ¿habrían apretado el gatillo en aquel duelo? Seguro que sí.Te recomendamos Aprender a programar con ejemplos
en Estados Unidos lo practican má de 15 millones de personas
Con información de The New York Times, Paintaball Barcelona, Paintaball Impact y Empire Paintball
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2025-01-05
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