Conversar con los amigos a distancia, comprar unos billetes de avión desde el sofá de casa o trabajar fuera de la oficina. Esto y mucho más es ahora mucho más fácil gracias a la revolución de internet, que ha sacudido todos los aspectos de nuestra vida. La World Wide Web, hace ya más de 25 años, marcó un antes y un después en las comunicaciones mundiales, pero internet como lo conocemos hoy en día, con todas sus opciones, ya tuvo algún que otro precedente. Y no todos gozaron del mismo éxito.
Uno de estos ya desaparecidos proyectos, que llegó a coexistir con la red de redes y con bastante éxito, fue el Minitel. Este invento galo, que vivió de 1982 a 2012, permitía realizar reservas de tren, chatear, comprar o consultar la guía telefónica como si estuviésemos en nuestro portátil. Los terminales, parecidos a un ordenador de sobremesa, constaban de una pantalla, un teclado y un módem con los que se podían hacer todas estas operaciones.
Los usuarios se contaban por millones en los años 90, pero con el paso del tiempo y la popularidad de internet fueron decreciendo tanto los servicios que se ofrecían como el número de personas que hacían uso de ellos. Y eso que llegó a tener una interfaz para ser utilizada desde los ordenadores personales. Cuando desapareció, aún lo usaban unas 500.000 personas.
Así, France Télécom informó en 2011 de su cierre, que se materializó un año después. En total, 25 millones de personas lo llegaron a usar de una manera u otra a lo largo de sus tres décadas de existencia, a pesar de que la velocidad de conexión dejaba mucho que desear. Eso sí, tenía una ventaja clave respecto a internet: no había posibilidad de virus informáticos.
que se materializó un año después
Coetáneo al Minitel, pero de trayectoria más errática, fue el Prestel, que se desarrolló en Reino Unido en los años 80 y que desapareció en 1994. También compuestos por un monitor y un teclado conectados a través de un módem, los dispositivos de esta red acercaban servicios parecidos a los de su compañero francés: un sistema de mensajes electrónico, chat, juegos en línea, compra a domicilio, información financiera (lo que lo convirtió en un éxito en ciertos sectores)… Como si se tratara del teletexto, también se podía consultar en ellos el pronóstico meteorológico. Pero no solo eso: recogía críticas cinematográficas e incluso la biografía de los primeros ministros británicos. Vamos, la mezcla perfecta de IMDb y la Encarta. Según la publicidad de aquel entonces, incluso permitía comparar los precios de objetos como lavadoras.
Sin embargo, Prestel no gozó del éxito de Minitel. Según algunos investigadores, apenas unas 90.000 personas lo llegaron a utilizar en sus casi cinco lustros de vida. Entre las razones de su poca aceptación se podían encontrar el alto precio de los terminales (el más barato costaba 650 libras de la época, algo más de 1.750 euros al cambio actual teniendo en cuenta la inflación) o el escaso apoyo de la Administración para difundirlo. No obstante, este primo lejano de internet fue de utilidad: sirvió para promulgar la primera legislación contra crímenes informáticos del Reino Unido, después de que unos periodistas accedieran a la cuenta de mensajes del duque de Edimburgo.
unos periodistas accedieran a la cuenta de mensajes del duque de Edimburgo
El internet que fracasó
A pesar de sus respectivas defunciones, Minitel y Prestel tuvieron más suerte que los sistemas propuestos en la Unión Soviética. Desde mediados de los 50, las autoridades de la URSS intentaron desarrollar en varias ocasiones sistemas de redes informáticas con las que conectar sus fábricas e intercambiar información de utilidad, algo que hoy podría recordarnos a los servicios en la nube.
hoy podría recordarnos a los servicios en la nube
Aunque hubo varios proyectos, el llamado OGAS fue el más ambicioso. Su creador, Víktor Gluschkov, quería que los trabajadores de las fábricas y empresas subieran datos de producción, dudas o experiencias, para compartirlos con colegas de otros centros de trabajo o con la Administración. Estas bases de datos estarían en constante actualización, en tiempo real y al alcance de todos.
Sin embargo, el proyecto nunca salió adelante. Los altos costes derivados de desarrollar todo ese sistema (se planeaba instalar 20.000 ordenadores para todos los países comunistas, y eran necesarios 30 años para estar completamente en línea) y las pugnas entre altos mandos de la URSS impidieron que la idea llegara a buen puerto. Además, habría que sumar los temores de los propios gestores de las fábricas, que creían que perderían su trabajo con el nuevo sistema.
Mientras tanto, el Chile de Salvador Allende también intentaba ponerse a la vanguardia en lo que a comunicaciones remotas se refiere. Desde 1971, el Gobierno intentaba desarrollar una economía planificada a tiempo real con el proyecto Synco. Una serie de máquinas instaladas en las fábricas informaban a la sede central en Santiago de Chile de lo que estaba sucediendo, con el objetivo de que se tomaran decisiones rápidas si fuera necesario. Previo paso, eso sí, de unas gráficas que había que realizar manualmente y con las que se presentaba de manera visual esa información. Recetas faciles y rápidas
Como si se tratara de un télex, se recogían cifras de consumo y producción en una sala de la capital chilena que bien podía ser el decorado de una película futurista. Una red llamada Cybernet recogía datos de todo el país y los transmitía a través de la red eléctrica. Por desgracia, los históricos giros de la política en el país americano impidieron que el proyecto fuera a más.
una sala de la capital chilena que bien podía ser el decorado de una película futurista
El comienzo de todo
Obviamente, este repaso debe finalizar con el padre de todos estos sistemas: ARPANET. Este proyecto fue un encargo del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que quería un medio seguro para que los diferentes organismos nacionales se comunicaran entre sí y que fuera capaz de resistir incluso un ataque nuclear.
Tras definir el proyecto, la primera comunicación entre nodos (redes de ordenadores) a varios kilómetros de distancia tuvo lugar en 1969, poco antes de que Chile decidiera apostar por su Synco. Habría que esperar hasta el año 1983 para que naciera el protocolo TCP/IP y hasta 1990 para que desapareciera ARPANET. Para entonces, Minitel arrasaba y Prestel languidecía; e internet comenzaba a forjar su leyenda por el mismo camino en el que otros, por las circunstancias que fueran, no habían sobrevivido.
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Con información de Wikipedia (1, 2, 3), Euronews, Cooking Ideas, Hoja de Router (1, 2), El País e Hipertextual. Imágenes de Cberthel, Morgennebel y Wikipedia
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2025-01-02
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