Sí, es agosto, mes de vacaciones, playas abarrotadas y pueblos desiertos. El mes cuando todo se para y la supervivencia se puede hacer muy dura si te toca pringar o no puedes permitirte salir de vacaciones. Pero, sobre todo, es mes de mucho calor y actividad nula, empezando desde tu organismo hasta la oficina donde trabajas. Bienvenido a agosto.
Las tiendas están cerradas
Este es el hecho más significativo que anuncia la llegada de agosto. Llegas un buen día del trabajo, comes, bajas a la tienda del barrio a por algo para cenar y alimentarte los días próximos y te encuentras con el siguiente cartel: “CERRADO EN AGOSTO” o “EN AGOSTO SÓLO DE MAÑANAS”, en el mejor de los casos. Genial “¿dónde demonios puedo comprar comida entonces?”. Y te ves obligado a coger el coche (si es que tienes) y hacer kilómetros hasta el hipermercado más cercano para cuatro cosas que necesitas.
No hay gente en los hipermercados
Si, por el contrario, eres de los que hace la compra semanal en un gran hipermercado a las afueras de la ciudad, seguro que ya habrás podido notar que apenas hay gente entorpeciendo el paso con sus carritos semi-aparcados y que las colas para pagar son más fluidas. Los pasillos son todos para ti y para cuando te quieres dar cuenta, ya has salido con toda tu compra en bolsas, camino al coche, mientras piensas en si no habrás batido tu marca personal.
Podrías aparcar un trailer en el aparcamiento del trabajo
Desde la entrada en julio, cada vez hay más sitio para aparcar cuando vas al trabajo. La gente va tomándose sus vacaciones gradualmente. Y cuando llega agosto, llega el éxodo masivo y te das cuenta de que puedes aparcar justo en la entrada y a la primera. ¡Toma ya! Luego sales del coche y te das cuenta que eres de los únicos pringados que están trabajando mientras el resto disfruta de sus vacaciones.
Facebook y compañía están muertos
La actividad en las redes sociales cae en picado salvo para la publicación masiva de fotos desde los destinos vacacionales de los usuarios. Lo que genera una profunda envidia a los que están aún trabajando o no pueden irse de vacaciones, quienes finalmente optan por no entrar en Facebook, Twitter, Instagram y demás para no acabar rayando el parquet con los dientes.
Tienes que cuidar de la flora y fauna de tus familiares y vecinos
Te toca ir –cuando te acuerdas– a casa de tu madre a regar las plantas y tu hermano te ha enchufado ese gato peludo, tocapelotas y medio psicópata mientras él disfruta de las Seychelles. Tu conciencia está intranquila porque sabes que si algo les pasa a las plantas o al gato, te va a caer una buena. ¡Encima de que se los cuidas!
Los informativos de televisión dan ascopena
Llega agosto y los grandes problemas del mundo desaparecen de los informativos. En su lugar, abundan los reportajes sobre gente en la playa, olas de calor, chiringuitos, turistas, canciones de verano y demás morralla insulsa que nos hace sentir aún más estafados. Todo sobre Apple, Mac e Iphone
No hay ni dios por las calles
Si vives en un pueblo no turístico, seguro que ya eres testigo de un masivo éxodo que ha dejado las calles vacías, más aún en las horas cuando el sol más calienta. Es salir a la calle un martes cualquiera a eso de las 18:00 y sentir que vives en un pueblo fantasma o que eres un recién llegado a un lugar recién devastado por el apocalipsis zombi.
Se rompe la calma de tu ciudad con la llegada de turistas
En cambio, si vives en una ciudad más o menos turística, seguro que estás hasta las narices de no poder caminar por las calles con la calma de siempre (y menos aún si lo haces en bici), de encontrarte los bares llenos, colas en las heladerías, guiris borrachos, ruido nocturno bajo tu ventana… Ya es agosto, adiós calma.
Los bares aprovechan para sacar el trabuco
Quedas con tus amigos para tomar una cerveza el sábado antes de cenar. Os sentáis en una terraza y pedís: una caña cada uno y una pizza casera de esas tan buenas que preparan en vuestro sitio favorito. Llega la cuenta y… ¡Pero qué ultraje es este! Indignado, buscas al camarero para pedirle una explicación. Su respuesta: “Ya sabes, es verano… el turismo…” ¡Habrase visto! ¡Si eres cliente habitual!
La estética ibérica se echa a perder
Con el dulce sabor de las vacaciones en los labios y el calor sofocante, nos tomamos ciertas licencias estéticas que nos ayudan a sobrellevar mejor y más cómodamente los azotes de calor: bañador con camiseta sin tirantes, chanclas, bermudas, gorras horrendas, domingas libres, pareos, vulgares recogidos… Toda una exhibición de los looks más fresquitos, horribles y looser style, da igual que estemos de vacaciones o no.
nos tomamos ciertas licencias estéticas
Noemí Rivera habita en un eterno agosto.
Noemí Rivera habita en un eterno agosto.
Diez síntomas inequívocos de que estás en agostocooking ideas
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2025-01-09

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