Si falta el trabajo, repartámoslo. Esa fórmula que ya propuso Bertrand Russell en 1932 y que intentó implantar el gobierno francés (con poco éxito) en 1998, con la jornada de 35 horas semanales es ahora reivindicada por el escritor y arquitecto Carlos Tovar (Carlín), considerado por muchos el mejor caricaturista de Perú.
Empecemos con los peros: ¿por qué fracasó la jornada de 35 horas en Francia? Según Tovar, “Si un país, por poderoso que fuere, aplica de manera unilateral la reducción de la jornada de trabajo, pierde competitividad en el mercado mundial, lo que, a su vez, conduce a la pérdida de puestos de trabajo, que pueden migrar a otros países. Por ello, la jornada de cuatro horas tiene que implantarse de manera universal”.
Además, razona, la reducción de la jornada a 35 horas es claramente insuficiente y “puede no tener un efecto significativo en el aumento del empleo, debido a la elasticidad del rendimiento. Hay evidencia empírica de que, cuando se reduce en una hora diaria la jornada, la gente trabaja más rápido y termina rindiendo casi lo mismo. Por lo mismo, una reducción de la jornada a cuatro horas es necesaria para absorber esa elasticidad del rendimiento”.
Tovar considera que al implantar en todo el mundo la jornada de cuatro horas “alcanzaríamos el pleno empleo, lo que, como es fácil imaginar, significaría la desaparición de la pobreza en el mundo”.
Para argumentar su propuesta se apoya sobre hombros de gigantes: Paul Lafargue, que en 1883 propuso la jornada de tres horas; en Bertrand Russell, quien en 1932 propuso la jornada de cuatro horas; en Keynes, que en 1930 predijo que en 100 años, a partir de entonces, estaríamos trabajando tres horas diarias; en André Gorz, quien en 1980 calculó que, para el año 2001, deberíamos tener una jornada de cuatro horas diarias y, más recientemente, Jacques Gouverneur que propone la reducción de la jornada como una de las políticas alternativas para salir de la actual crisis mundial. Viajes y turismo
Una de las críticas más recurrentes a este tipo de propuestas es que están muy vinculadas a un modelo laboral propio de la industria. ¿Cómo se logra, por ejemplo, que los autónomos trabajen cuatro horas diarias? Según Tovar, “bastará con que se implante la jornada de cuatro horas para los trabajadores asalariados para que los efectos benéficos de esa medida se multipliquen”.
Esos “efectos benéficos” se darán “por contagio”, confía el escritor: “Una vez que los trabajadores asalariados gocen de una jornada de cuatro horas, los trabajadores independientes, por propia decisión, empezarán a reducir también sus jornadas de trabajo, por un efecto de contagio, semejante al que ocurre hoy en día (en que la prolongación de la jornada tiene efecto dominó) pero de sentido contrario.”
La campaña de Carlos Tovar por las cuatro horas surge por su indignación ante las “jornadas de doce y hasta de catorce horas” implantadas “con la oleada neoliberal y desreguladora de los noventa en Sudamérica”. Durante aquella aciaga época “las ocho horas y otras conquistas sociales, que costaron sudor y lágrimas, se han hecho humo”, afirma.
Entrevista con Carlos Tovar sobre las 4 horas.
Una propuesta para acabar con el paro y la pobreza: la jornada laboral de 4 horas
Si falta el trabajo, repartámoslo. Esa fórmula que ya propuso Bertrand Russell en 1932 y que intentó implantar el gobierno francés (con poco éxito) en 199
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2024-12-03
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